Es evidente
que, como todos, busco mi lugar en el mundo. Que como cualquier persona, quiero
ver a qué estoy destinada en esta vida, el por qué estoy aquí. Quiero
descubrirme, descubrir quién quiero ser, a qué quiero dedicarme, qué me
apasiona y qué me deshace. Está claro que aún no lo he encontrado, pero sí sé
sobre qué terreno deseo hacerlo. A pesar de todo lo que venga después, voy viendo
poco a poco lo que me hace sentir bien, lo que me hace perder la noción del
tiempo y lo que me resulta excitante de veras. Sé que no podré vivir
escribiendo un par de libros como si estuviéramos unos cuantos siglos atrás en
un barrio parisino abarrotado de bohemios. Sé que estudiar derecho no es lo
primero que se me venía a la mente cuando pensaba en mi futuro profesional hace
unos años. Pero también es verdad que hay muchas cosas que pensé que no me
pasarían jamás y aquí estoy, siendo el resultado de muchas de ellas. Si hay
algo que sé además de eso, es que no siempre lo que se cree apropiado o
interesante lo es. Puede que sea una carrera dura donde las haya, que no me
haya metido precisamente en un jardín de rosas, pero cierto es que nunca he
sido una chica fácil, en ningún sentido, por lo que en vez de
tomármelo como una pequeña tortura será como otro reto, teniendo más que claro
desde ya que lo superaré. Además, las causas perdidas son mi especialidad, son
lo que siempre me hacen actuar de forma inesperada y soy una persona que se
mete hasta el fondo sin importar las consecuencias. ¿Qué mejor trabajo que este entonces? Ejemplos de cosas que me encantaría
evitar o cambiar hay cientos, por lo que puede que en realidad no me haya
desencaminado del todo. En cuanto a lo de escribir... siempre ha sido mi punto
débil, o fuerte, según se mire. Es mi debilidad, mi pequeño vicio inconfesable.
Al mismo tiempo,sé que es lo mío. Sé que cuando se me ocurre algo que plasmar puede acabar siendo algo que emocione de verdad. Mientras lo escribo, sé si no pasará desapercibido. Sé que se me da bien, y punto. No estoy pecando de prepotente, es
simplemente que cuando sientes dentro de ti que hay algo para lo que has
nacido, una especie de don en potencia, debes tenerlo claro y explotarlo al
máximo. Con un bolígrafo o un teclado entre mis manos es donde mejor me conozco
y me descubro, la mejor forma que conozco para dejar fluir el gran cúmulo de
emociones que normalmente me aturden y confunden. Es como mejor canalizo mi
potencial, mis sentimientos y mis problemas; así es como puedo ver que todo
aquello que he sufrido o sentido sirve para algo, para que alguien un día lo
lea y se sienta identificado y menos solo en este mundo, menos diferente. Si en
algún momento todo mi recorrido sirve para ello, me sentiré profundamente orgullosa
de mí misma. Me asombra cada día más cómo con gran facilidad dejo brotar de mis
más profundos adentros todas esas letras, palabras y frases que juntas forman
auténticos relatos sobre mí, demasiado difíciles de contar a veces, por lo que
siempre he preferido relatarlas y ver cuál es la reacción de mis hazañas sobre
otras personas. Ver en ellos sorpresa, admiración, o incluso descontento. Desde
siempre eso ha sido lo que más feliz y completa ha hecho que me sienta. Y
aunque tenga que ser más tarde, aunque no pueda ser justo hoy y aunque no
resulte tan apoteósico como yo deseo, habré cumplido mi sueño y no lo habré
dejado escapar como hace la gran mayoría, que ya es mucho. No cargaré sobre mis
hombros un punzante "y si..." y cuando quiera volver la vista atrás,
no será algo que lamentar, sino más bien celebrar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario