martes, 31 de diciembre de 2013

All hope is gone.

No es que haya perdido la fe en el amor, aunque sería lo propio. Creo en el amor, en el de verdad, en que es capaz de cambiar completamente a una persona hasta el punto de que nunca vuelva a ser como antes y que puede romper barreras físicas y emocionales, ideologías, valores y hacerle a alguien cuestionarse hasta tus propios principios. Eso es amor. Compromiso, lealtad y respeto, en eso se basa. Todo ello sé que es real y cierto y no falacias como otros creen. No, no he dejado de creer en él, porque sería dejar de creer en lo más maravilloso que puede pasarle a alguien. En lo único que he dejado de creer es en que haya alguien capaz de amarme a mí de esa forma.
Son demasiadas las cosas que tienen que volver a empezar, muchas a las que tendré que enfrentarme yo sola, otra vez. Sola de nuevo. Todo ahora es susceptible a ser cuestionado para mí. Las personas, los valores, mis principios, los miles de recuerdos que él se ha encargado de mancillar para siempre, mis sentimientos... y en parte, yo misma también. No sé qué hacer con todos esos planes de futuro en el que incluía a un nosotros que a día de hoy está más que roto y acabado. Dónde debo colocar mis pensamientos ahora que lo único que puedo pensar es el dolor indescriptible que me arranca de cuajo la respiración a momentos; en eso y en cómo me dueles...es insoportable. ¿Por qué a mí? ¿Por qué tuviste que echar por tierra una vida que hubiera sido nuestra y unos sueños que podíamos haber compartido? ¿Por qué no pudo pesar más el amor y el respeto que los instintos bajos? Me siento patética cuando pienso en todas las veces que he dicho y pensado que no serías capaz de hacerme algo así, y mira cómo estamos ahora. Aunque he estado a más kilómetros de ti que hoy, nunca hemos tenido un abismo tan grande entre nosotros. Ayer podía verte, pero notaba cómo cada uno estábamos en un hemisferio diferente. Sinceramente creo que no debería haberte visto después de decirme cómo me habías engañado, y claramente, tampoco tenía que haberte besado. Pero por esa regla de tres, tampoco debería haberme preocupado por ti, ni tenía que haberte querido, ni tampoco haberme dejado la piel cada día en hacerte un poco más feliz. Y lo hice. He desperdiciado siete estupendos años, que se dice pronto, en alguien que ha cogido todo ese cariño, esa complicidad, ese aprecio, esa confianza, y sobretodo, mi corazón en sus manos, y lo ha tirado todo por la borda, todo ese amor y ese tiempo por unos cinco minutos. Podrías haber hecho cualquier cosa, te lo hubiera perdonado todo, pero no que me engañaras. Eso no. Sabías que eso no iba a saber superarlo ni encajarlo, y no te equivocabas. No puedo ni verte ni tenerte delante...no soporto oír tu voz ni sentir tu aliento cerca del mío, ni mucho menos recordar tus manos sosteniendo mi cintura una vez más. Me repugnas, tú y todo lo que has hecho, y todo lo que no podremos vivir jamás por no habértelo pensado dos veces antes de hacerlo. ¿Dónde estaba todo ese respeto cuando no te lo pensaste antes de meterle la lengua hasta la campanilla a una tía que en el fondo le das igual? ¿Por qué siempre tienes que hacerme daño a mí, si soy la única persona que se ha preocupado por ti en tu vida? Ahora todas esas preguntas dan igual, todas desembocan en el mismo mar de respuestas. No, fin, se acabó, adiós. Después de esto dudo mucho que pueda volver a confiar en alguien de una manera tan profunda y sincera, sobre todo en un chico, pero espero que el tiempo sepa llevarse con facilidad y rapidez todo lo que tú has roto, todo lo que has tirado y todo lo que me has hecho. No quiero verte más, no quiero saber nada más de ti, ni que el lastre de tu recuerdo me impida seguir adelante. Ya no quiero una vida en la que puedas formar parte.

domingo, 29 de diciembre de 2013

Dolor o falta de él.

A nadie le gusta sentir dolor, ni siquiera sentirse algo dañado, pero es necesario. Que de vez en cuando duelan las cicatrices, incluso que se abran por unos días, lo es. El dolor nos recuerda por qué estamos aquí y ahora, y nos hace reflexionar sobre por qué no estamos en otro lugar, en otro momento y en otras circunstancias. Cuando se sienten punzadas en el estómago o cuando el dolor en el pecho es simplemente inaguantable, significa algo, sea lo que sea, y esa es la única señal, el único aviso que nuestro cuerpo puede darnos antes de dar un paso en falso, o al contrario, dar paso a un acierto inesperado. ¿Acaso no es mejor que duela por haber amado que no haber amado jamás? ¿Acaso no es la finalidad de la vida el sentir algo, sea lo que sea, para poder ver que seguimos vivos?

jueves, 26 de diciembre de 2013

Rota, en todos los sentidos. Estoy destrozada, hundida y voy a pique sin frenos. En lo referente a ti, el tiempo sólo agranda mis heridas y para nada empiezan a cicatrizar. Cada día me duele más el pecho y no al revés, y por mucho que me esfuerce siempre hay una canción, un libro o un atardecer que traigan a mi mente tu voz, tu risa, tu rostro.
Si alguna vez he tenido que hacer un verdadero pulso entre cabeza y corazón, ha sido hoy. A partir de ahora todos los 26 de diciembre van a ser días duros y amargos, y cuanto antes lo asuma mejor. 

Felicidades, mejor amigo.

Siento un millar de cosas a la vez, pero en verdad no sabría qué decirte. Que te quiero, que te extraño y que aún te aprecio lo sabes. Quién has sido, quién sigues siendo y quién me encantaría que fueras para siempre, también. Entonces ¿qué podría decirte? ¿Que no puedo escuchar a mi grupo favorito sin que resuene tu nombre de fondo? ¿Que ya no soy capaz de acordarme del sonido de tu voz y eso me entristece? ¿Que me dueles casi igual que al principio y que me siento vacía por dentro desde entonces? ¿Que sigo esperándote a pesar de todo y que me siento patética por ello? ¿Que sigues siendo la persona más especial que he conocido y que sigo sin entender cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Lo mucho que me duele y me pesa no poder felicitarte sin sentirme ridícula y reemplazable? Porque además de todo esto, siento muchas emociones más, y sinceramente, hoy me han desbordado. Sólo querría desearte lo mejor un año más, pero sin ser alguien corriente, siendo quien era para ti hace demasiado tiempo, en un pasado muy lejano para mis ojos. Así que desde la sombra - una vez más - te deseo un buen cumpleaños, que disfrutes como nadie tus veintitrés recién cumplidos, y que como te dije un día, aunque te llegue a odiar de veras, estaré ahí para ti hasta el maldito final.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Todavía queda una hora y diez minutos para que sea su cumpleaños, y ya estoy sintiendo punzadas en el pecho. Me muero por decirle cuantísimo lo echo de menos, las ganas que tengo que verle y de abrazarle aunque sea un imbécil, lo mucho que le quiero aunque no lo sepa y aunque no se lo merezca...lo mucho que me gustaría celebrar con él sus 23 años...pero no, a mí ya no me corresponden esas cosas. 

domingo, 22 de diciembre de 2013

Creo que hasta ayer no sabía lo especial, profundo e importante que es estar con él para mí. Lo que me aporta, lo que me hace sentir y lo sumamente rápido que se me pasa el tiempo a su lado son sólo algunas pistas. Se ha convertido en mi refugio, en mi nación.

jueves, 19 de diciembre de 2013

"Ya tienes todo en León por lo que tengo entendido". No, ni lo tenía ni lo tengo, porque lo que más anhelaba tener y encontrarme aquí es a ti.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Lo mejor que podrías haber hecho por mí es no haberme querido nunca ni haberte preocupado por mí ni lo más mínimo. Puede que de esa manera yo no estuviera todavía recomponiéndose de ti, puede que así no me sintiera tan sola desde que dejaste de hacerlo. Me has roto en más pedazos de los que encuentro de mí misma, y ya no sé cómo coserme sin que aparezcas en cada remiendo. Estoy cansada de recordarte, de que me duela de esta forma el pecho, de llorar noche sí noche no, de que me duelas. Ojalá nunca hubieras dejado de ser ese estúpido egocéntrico que tuve por monitor y te hubieras quedado en eso. Puede que ahora mismo fuera un poco más estúpida y menos capaz, pero al menos estaría entera.

GGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGG

Si hablara de ti cada día que te pasas por mi cabeza, dudo que alguien pudiera soportarlo. Si no se me abrieran las carnes cada vez que pronuncio tu nombre, lo diría sin miedo más a menudo. A la par que escribo estas líneas me siento verdaderamente patética y frágil, puede que en el fondo lo sea, o puede que recorrer las mismas calles que hasta no hace mucho tú frecuentabas haya sido demasiado para mí. El hecho de visitar un pequeño y común lugar que para otros no es nada, a mí me ha llevado a uno de los mejores momentos de mi vida, a mi recuerdo más amargo. Me consolaría el hecho de que siempre hay un roto para un descosido, pero sé que nunca encontraré a nadie como tú, ni idéntico, ni similar... ni siquiera parecido. Mi alma y yo sabemos que ambas nos convertimos en algo más fuerte y equilibrado en cuanto comprendí que el hecho de que dejaras de confiar en mí e incluso que me consideraras como un cero a la izquierda me hizo mucho más fuerte, pero aún así, no hay ni un sólo maldito día en el que no piense qué hubiera sido de mí si pudiera contar contigo, si me quisieras como antes, al menos un poco. También me pregunto dónde llegó a parar aquella amistad, aquel cariño...y por qué el qe yo siento hacia ti no puede también desvanecerse y dejarme seguir adelante. Por qué yo fui prescindible y tú tan permanente, tan especial, tan dañino y desleal.

martes, 17 de diciembre de 2013

No todas las relaciones están abocadas al fracaso cuando aparentemente, todo se hunde. Lo que nadie ve por fuera es que los mayores tesoros se encuentran en el fondo de ese barco a la deriva, directo al fondo de la oscuridad. Aún hay algo que brilla y se manifiesta, algo que se hace notar lo suficiente como para ser relevante. Sólo aquellos que realmente se aman y aprecian consiguen percibirlo, e incluso a veces, cuando deciden salvarlo y volver a intentarlo, es mejor que todo lo anterior.

domingo, 15 de diciembre de 2013

En menos de un segundo he pasado de no dar nunca la razón a tener que dar siempre el brazo a torcer. Cómo no, imposible ajustar para mí un punto en medio en esto, y bueno, en todo. Por una vez me gustaría que alguien luchara por mí, que pensará "eh, merece la pena"; me encantaría no ser la única que lo cumple y lo piensa cuando las cosas se tuercen.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Las cosas son mucho más intensas contigo que sin ti. Haces que el frío del invierno sea para mí pura utopía, que las calles nunca estén a oscuras, que explote dentro de mí algo así como una buena primavera. Creo que estoy siendo bastante clara con esto, pero por si me equivoco, te diré algo: es como si alguien hubiera decidido que fueras mi kriptonita; es como si los doce de cada mes brillara más el sol que el resto de días. Todo ahora tiene un nuevo sentido, todo ha dado un giro desde que nos queremos como deberíamos haberlo hecho siempre. No quiero un futuro si no es a tu lado, y por supuesto, no quiero ser Bonnie si tú no eres Clyde.

viernes, 13 de diciembre de 2013

De vez en cuando todos solemos plantearnos lo que creemos que nos falta, lo que desequilibra nuestra balanza. A veces conseguimos aquello que creíamos que estabilizaría las cosas, y de repente, algo de lo que dábamos por hecho desaparece sin avisar. Todo por nuestra ridícula creencia de que hay un equilibrio cuando está más que claro que no. El problema está en que lo que no está descrito, lo que no es conocido y lo que no controlamos con facilidad nos asusta. Pretendemos estimar todo con exactitud, nos aterra el mínimo fallo o el simple hecho de todo lo desconocido, y así nos va a veces.

martes, 10 de diciembre de 2013

Quizá la clave sea saber cuándo rendirse pero sin tirar la toalla del todo. Saber cuál es el punto en el que todo debe hacer "crac" sólo con el propósito de enmendarlo. El que dice que lo que se rompe no puede arreglarse y quedar como antes tiene razón, solo que a veces esa segunda pieza que se mantiene curando cicatrices sea mucho mas pura y fuerte que la anterior. Al igual que las relaciones sentimentales, las amistades también necesitan darse un tiempo a veces, lo que no tiene que conllevar siempre una ruptura o una pérdida de contacto. Por suerte para mí, hoy siento que he recuperado una de las pocas cosas auténticas y verdaderas que he tenido en la vida, y no puedo sentirme más pletórica.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Anastasia.

Cuando tenía cuatro años, mi hermana me compró una película. No recuerdo si la entendí o no en ese momento, sólo que desde aquel día lleva siendo mi película favorita. 14 años, nada más y nada menos.





martes, 3 de diciembre de 2013

Always by your side, dear friend.

Es curiosa la forma en que la vida da un giro totalmente inesperado. Tú, el que me sacó de un pozo desolador y de una oscuridad envolvente, me hiciste sumirme en un bucle de dolor inimaginable. Fuiste mi salvación y poco después el desencadenante de demasiadas batallas perdidas. Podría volver a los 15, incluso a los 16 años, y echarte absolutamente toda la culpa de todo lo malo que me ha pasado. Podría volver a volcar mis frustraciones contra ti y justificarme ante todo con el dolor que me has hecho padecer...pero ¿sabes? Estoy bastante por encima de eso ya. No sería propio de quien soy ahora. He evolucionado, he crecido y por primera vez siento mis cimientos firmes. Sería el camino fácil, la vía rápida, porque en realidad, fue culpa mía. Te dejé abarcar demasiado espacio en mi vida, en mi corazón y en mis prioridades. Campaste a tus anchas por un terreno hasta entonces inmaculado; dejaste un recuerdo tuyo en cada rincón para que yo no pudiera mirarme sin verte también a ti. Eso fue culpa mía. No voy a decir que me arrepiento ni que ojalá no lo hubiera hecho porque sería bastante patético, inmaduro por mi parte. Y si estoy tan segura de ello es porque he sabido apartar de todo el dolor, del resentimiento, del rencor, del odio, del despecho, del resquemor, de las cicatrices y de las heridas latentes todo lo bueno que me aportaste durante mucho tiempo y lo maravilloso que ha sido para mí tenerte en mi vida. Llegaste a tocar mi alma, a inundarla con tu aroma, a contagiarla de tu forma de ver la vida y de vivirla. Y eso, querido amigo, no puedo obviarlo. Aunque me encantaría que siguieras ahí como solías hacer, he asumido que ya no lo estás y que lo más probable es que no vuelvas a estarlo. No puedo decir que no duele, que no me importa porque lo hace, pero sé que tampoco podríamos volver a estar como hace no demasiado, hay demasiados frentes abiertos y demasiados recuerdos amargos imposibles de desechar. Por otra parte, sé que si me necesitaras no te negaría mi mano ni mi hombro, jamás. Ya no es cuestión de quién prometió más ni de cual de los dos cumplió menos...tampoco me importan ya los tira y afloja ni mi orgullo si eso sirviera de algo. Lo cierto es que ¿qué clase de persona sería yo si no respetara mis principios ni mis sentimientos? No puedo hacerlos desaparecer ni desvanecerse, siguen ahí conmigo, latiendo en mi pecho, llevando aún tu nombre, y tengo la sensación de que aunque pase el tiempo y disminuya la intensidad con cada uno de los años que pasen, permanecerán grabados a fuego en mi alma, al igual que tu recuerdo. Si hay algo que me ha enseñado todo esto es que contigo nunca es un adiós, sino un hasta pronto.





domingo, 1 de diciembre de 2013

Sé que últimamente soy la menos indicada para quejarme. Excepto pequeños matices, la vida me va bastante bien. Tengo muy buenos amigos, una familia estupenda, un chico que me quiere, y ahí está la cuestión. No he podido evitar darme cuenta de que en parte, sentirme tan bien depende de él....y eso no significa que me haya olvidado de quién he sido antes. No he podido evitar acordarme de que hasta no hace mucho, yo era una de tantas que sólo sabía vivir de recuerdos y mortificarse por ello; una de tantas que no veía capaz volver a sentir lo que había sentido por el último gilipollas que se había cruzado en su camino. Y a pesar de que yo ya no me sienta así, en el fondo, nunca dejaré de ser esa chica que, como la gran mayoría, no veía salida a sus demonios, ni tampoco un futuro que no estuviera marcado por su pasado.

Te he buscado en un millón de auroras y ninguna me enamora como tú sabes.






Ya no duele porque al fin ya te encontré
Hoy te miro y siento mil cosas a la vez
Mira si busqué, mira si busqué
Tengo tanto que aprender
Todo lo que tengo es tu mirar

De mis recuerdos salen brisas a bordar
Las locuras que tú me quieras regalar
Y mira si busqué, mira si busqué
Tengo tanto para dar
Reconozco puertas que yo sé
Se abren solamente alguna vez
Así de poco

Desde cuando te estaré esperando
Desde cuando estoy buscando
Tu mirada en el firmamento, estás temblando
Te he buscado en un millón de auroras
Y ninguna me enamora como tú sabes
Y me he dado cuenta ahora
Puede parecer atrevimiento
Pero es puro sentimiento
Dime por favor tu nombre

Yo te llevo por las calles a correr
Vamos lejos más allá de lo que crees
Y si pregunto bien, si pregunto mal
Tengo tanto que ofrecer
Abro puertas que alguien me cerró
Y no busco más sentido a mi dolor

Mira no me vuelvas loco

Desde cuando te estaré esperando
Desde cuando estoy buscando
Tu mirada en el firmamento, va temblando
Te he buscando en un millón de auroras
Y ninguna me enamora como tú sabes
Y me he dado cuenta ahora
Puede parecer atrevimiento
Pero es puro sentimiento
Dime por favor tu nombre
No me vuelvas loco
Desde cuando te estaré esperando
Desde cuando estoy buscando
Tu mirada en el firmamento, va temblando
Te he buscando en un millón de auroras
Y ninguna me enamora
Y al final cuando te encuentro
Estabas sola

Tupis, pero princesas al fin y al cabo.

Es un caos de chica, pero es como yo. Si fuera normal o no supiera que le faltan un par de tornillos como a mí, creo que no la querría tanto. Si a veces no hablara tan rápido y si no tuviera detalles tan pequeños como cuquis, no creo que estuviéramos aquí y ahora. Si no me interrumpiera cada dos por tres y se sintiera mal a los dos segundos y me dijera "vale, venga...habla" con cara de niña buena no sería ella. Si no me llamara aunque se muera de cansancio, de sueño y a veces de hipotermia, puede que no la tuviera como a una de  las primeras a las que acudir como habitualmente hago. Y es que mis días sin sus tonterías de turno y sus arrebatos ya no serían lo mismo. No concibo ya un sábado noche de vuelta a casa sin que me acompañe, ni sin una resaca compartida al día siguiente. No sé qué haría si no la tuviera para llamarme en el momento menos oportuno y a veces en el más acertado; en el que nadie más lo hace, en el que sabe que tiene que hacerlo sin decir nada. No sé qué sería de mis tardes sin una bolsa de pipas, un cigarro y una buena conversación con ella. No sé qué sería de mí si no tuviera tanto su parte neurótica como adorable conmigo. Y por suerte, sé que siempre lo está, en las buenas y en las malas. Te quiero mucho princesa.