martes, 25 de noviembre de 2014

29 de diciembre is coming.

Con casi veinte años, una ya se va conociendo bien. Y por eso sé que hay algo que no va bien, aunque no sepa qué es. Leer todas y cada una de mis penurias, no tan lejanas, todas las veces que necesité escribir para quitarme esa soga del cuello por quince minutos al día...en fin, puede que no haya sido buena idea. ¿Lo que me pasa es eso? ¿Por eso siento que aunque lo he superado aún queda algún cable suelto? No lo sé. Quién sabe. Lo que no puedo negarme a mí misma es que a medida que se acerca ese día, esos meses, no puedo evitar recordar de forma más y más fuerte a aquella persona muerta en vida que por desgracia fui.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Al pasado le encanta jugarnos malas pasadas. Recordarnos que aunque ahora estamos cuerdos, no hace tanto que estuvimos locos y perdidos. Sumisos, grises, taciturnos. Supongo que esos meses, que esas lágrimas, que todas esas parejas a las que hubiera degollado, que todas esas noches, que todos esos días yéndome para llorar a solas se me calaron demasiado hondo. Y lo recuerdo, y más ahora, cuando no queda tanto para que haga un año de lo que seguramente ha sido el peor calvario que de momento he tenido que vivir. Para nada guardo rencor, pero no puedo olvidarme de aquella alma en pena que por unos meses fui. No puedo reprochar nada porque realmente lo he perdonado, hace mucho tiempo, y sé que solo él podría haberme sacado de aquel pozo sin fondo. 
Pero fue triste y doloroso, y para un alma masoquista como la mía, es inevitable no rememorarlo.

sábado, 22 de noviembre de 2014

I wouldn't change a thing.

Qué fácil era cuando me mirabas con ternura y yo hacía como que no me daba cuenta. Qué sencillo era irme de clase sabiendo que irías detrás de mí, y por un segundo, al mirarnos, en el fondo sentir que un nosotros era inevitable. Qué vibrante era no saber cuándo caería un beso, una caricia o un abrazo. Cuando las cosas no se daban por hechas. Y es que lo admita o no, y aunque estar contigo sea una de las mejores cosas que me han pasado nunca, echo de menos la incertidumbre de entonces. Buscábamos magia pero parte de ella se quedó en eso; en esos dos adolescentes a los que les ardían las ganas entre las manos y que sólo necesitaban una discusión como detonante para dejar a la luz todo lo demás. Y ojalá los recuperáramos, aunque sólo fuese una vez más. Ojalá no supiera cuando vas a besarme, ojalá no supiera qué tengo que decir y en qué tono para que hagas cualquier cosa que yo quiera. Ojalá no me conocieras como un libro abierto. Ojalá volviéramos a cuando todo era fácil y fluido, y no tan difícil y confuso. 
Ojalá no volviera a necesitar escribir para deshacer este nudo en la garganta. Ojalá no sintiera que te has acomodado y pensado que estar juntos era la meta. Ojalá te dieras cuenta de que ese sólo es el medio para conseguir el verdadero fin. Ojalá no te sintiera tan sumamente lejos aun teniéndote a escasos milímetros. Ojalá pudiera recordar un momento feliz en estos dos últimos meses. Ojalá lo hubiera. 
Sólo estamos rodeados por desilusión, cabezas bajas, desesperación y sobre todo, miedo. Porque aunque seas sumamente imbécil, aunque hagas cosas que no creo que nadie más te soportara y viceversa y a pesar del hecho de que eres incorregible y de que seguirás haciendo mal siempre las mismas cosas, pensar en que no estarás a mi lado me aterra. Porque yo he elegido esto. Cada día, cada mañana que me despierto contigo, cada tarde que me sacas de quicio y cada noche que me comes a besos, lo elijo. Te elijo a ti por encima de todo eso, y de mucho más. Y sé que a pesar de mi mal humor, mis constantes paranoias y mi temperamento, tú también me elijes a mí. Y eso es lo único que necesito para no desistir, para nunca jamás tirar la toalla contigo. Puede que sea por eso, o porque tú nunca lo hiciste conmigo...y puede que hayas sido el único que aun conociéndome como nadie, no lo ha hecho todavía.