martes, 28 de enero de 2014

Me pregunto cómo será volver otra vez a casa. Si habrá algo cuando llegue que se conserve intacto como al irme, o si tu y todo el dolor que me has causado ha provocado que ya no encuentre nada como antes, ni nada en su sitio. Me pregunto si además de descolocar mis esquemas has desbaratado mi vida allí también.

lunes, 27 de enero de 2014

Good luck, love.

Sabes que no me ando con rodeos, que lo que quiero lo consigo, que tengo claras mis intenciones y mis metas. Aún así, me sorprende cómo intentas retarme, cómo juegas sucio para que reviente, para que me hierva la sangre. Pensé que me conocías mejor...deberías saber que de lo que explota dentro de mí sólo yo tengo constancia, que soy una maestra en eso de aparentar normalidad cuando todo dentro de mí es caos; me decepcionas, más, si es que cabe. Me parece hasta dulce, ingenuo. ¿Que quieres guerra? Guerra tendrás. Sólo espero que sepas bien a qué y a quién te enfrentas, que no te des cuenta de que no tienes nada que hacer. Y desde ya, antes de empezar este juego ruin que te traes, te digo que no muerdas más de lo que puedas masticar, porque ir contra mí te queda demasiado grande.

domingo, 26 de enero de 2014

Siempre he pensado que el evitar a alguien porque su simple presencia te incomoda era la mejor forma de evitar esa sensación. Error. Con el tiempo y gracias a todas y cada una de las personas estúpidas y desagradables que he conocido me he dado cuenta de que es justo al revés, y en tu caso no es la excepción. No me apetece nada volver a casa por el simple hecho de que allí puedes estar en todas partes, sin saber dónde, cuándo o por qué. Lo mejor, aunque en su momento no lo vi tan claro, hubiera sido eso, verte todos los días sin querer, sin proponérmelo, y sentirme tan sumamente mal e incómoda que tarde o temprano, eso sería costumbre. Así me hubiera aclimatado al hecho de que eres un lastre en mi historia, un tachón de mi pasado y ni siquiera un anexo en mi futuro. En vez de eso, hace casi un mes que no te veo y el hecho de volver a hacerlo me pone el corazón en la boca. Pero a pesar de todo lo que ello pueda removerme por dentro, estoy lista. No me da miedo ni me tiemblan las rodillas, es más, deseo hacerlo para evitar todos esos pensamientos de "y si..." que me rondan a todas horas. Sólo quiero convertirte de nuevo en rutina y costumbre, aunque en un sentido totalmente opuesto al de antes, simplemente eso. Preferiría mil veces que te esfumaras por completo, pero eso es demasiado pedir supongo, así que con que estés presente sin alterar ninguno de mis puntos nerviosos me doy por satisfecha. Al punto de que saludarte, mirarte o dirigirte la palabra sea natural e indoloro, incluso frío, es a lo que aspiro llegar de momento.

sábado, 18 de enero de 2014

Only know you love her when you let her go.

Hay gente que o tiene demasiada fe en mí, o no tiene ni idea de lo que dice cuando abre la boca. Que me expliquen, el que quiera, cómo olvido, cómo aparto de golpe siete años de mi vida en dos semanas. Que se dice pronto, pero es casi media vida para alguien de dieciocho años. No he perdido sólo a una pareja ni a la persona a la que por desgracia amo aún, es que he perdido a mi mejor amigo. Al cafre que me cantaba canciones por las mañanas en clase, el que me esperaba a la entrada y a la salida para despedirse de mí todos los días, el que sabía casi siempre cuándo callarse y cuándo escucharme, quien me solía demostrar con hechos todo lo que verdaderamente sentía, el que me sacaba de quicio a posta porque me conocía demasiado bien y se reía. Es mucho tiempo, mucha vida la que he compartido con él, y no puedo simplemente hacer como que no ha pasado nada. A pesar de todo lo bueno que hemos pasado, esa persona que acabo de describir con recuerdos, también fue aquel que me esperó cinco años, cinco años a que yo le quisiera como él llevaba queriéndome todo ese tiempo. Y ¿os digo para qué? Para tirarlo todo por la borda en cinco minutos. Si es que es absurdo de cabo a rabo, pero no por ello menos cierto. Ya no me pregunto todos los días qué será de mí sin él, solo a veces, ni tampoco me martirizo ni me recreo en mi dolor, no demasiado. Lo que me cuestiono es quién me devuelve todo el tiempo que aunque me hizo feliz, he perdido en todo eso. Quién me va a hacer recuperar toda la paciencia, toda la energía y toda la vida que he malgastado en un estúpido desagradecido que no supo valorarme lo suficiente. Va a ser verdad eso de que "no sabes cuánto la quieres hasta que la pierdes". Espero que ahora que ya no me tienes te hayas dado cuenta...también que te duela en el alma todos los días, la mitad que a mí aunque sea.

viernes, 17 de enero de 2014

Deserve or not deserve.

No quiero vivir de recuerdos, ni tampoco de listas interminables de cosas que nunca haremos juntos. No quiero seguir siendo una masoca empedernida como he sido siempre. Por una vez no voy a escuchar canciones para recrearme en mi dolor, ni tampoco a buscar minuciosamente qué falló o qué dejó de funcionar. Se acabó. Ahora ambos somos vidas y rumbos diferentes, y dudo mucho que nuestros caminos vuelvan a unirse nunca más y tendré que vivir con ello me guste o no. No necesito nada de eso porque ya me duele suficiente cada día al despertarme, cada noche al acostarme, y la gran mayoría de horas que tiene un día de por medio. No necesito nada más que me recuerde cómo estoy ahora, y desde luego no voy a ser yo quien busque más tiempo de tormento. Porque no es agradable, porque es insufrible y de verdad que la forma en que me siento no se la deseo a nadie. Es demasiado fácil y cómodo sumirse en la oscuridad plena y encerrarse en uno mismo cuando te sucede, y la fuerza de voluntad que debe uno poner para no caer en eso es sobrehumana, de verdad lo digo. Por ello estoy más cansada todos los días de lo normal, por eso no puedo tener toda esa fuerza de voluntad en estudiar, porque tengo que repartirla entre eso y mantenerme entera todos los días. Para no llorar delante de todo el mundo como muchas veces me apetece, para no mostrarme tan patética por fuera como me siento por dentro, para no dejar claro que he estado a punto de romperme en todos mis pedazos, para que no se note demasiado cuántas noches me he quedado dormida después de llorar durante horas, para no tener que explicar a un montón de gente a la que no le importa qué me ocurre...por eso y por demasiadas cosas más. Aunque sin duda, la razón principal es porque me debo a mí misma intentar cada día ser un poco menos infeliz y menos triste, para no tener que sumar una cosa más al carro de hechos que no podré perdonarme nunca.
Me espera una noche dura por delante, seguramente una de las peores. Pero acaso ¿hay algo ahora mismo en mi vida que sea fácil? Además de burra, apaleada. Ignorada por personas por las que he dado lo indecible, alejada de tantas otras a las que me gustaría tener a escasos metros, engañada por la persona a la que más quería, prescindible para gente que para mí lo es pero con un "im" delante. ¿Puede ser que una simple cosa, algo tan inestable e irracional como el amor, pintara de color de rosa todo lo que lleva funcionando mal desde hace mucho? ¿Es por eso que ahora que no está siento como todo recupera ese color gris y tedioso? Seguramente, pues todos sabemos a estas alturas ya que estar enamorado es igual a ser en parte ciego, en parte iluso. Es lógico entonces que ahora no sea precisamente la persona más vital y esperanzada de este mundo...que no es que nunca lo haya sido, pero si hay alguien carente de fe en este momento, el primer puesto será para mí. Desconfiada como si no lo fuera ya demasiado, ostinada, recelosa de cualquiera que intente conocerme, cerrada a confiar en alguien por muy amigable que parezca, negada a creerme lo que salga de la boca de casi nadie. En definitiva, he cerrado todas las puertas, he erosionado pero hacia dentro. No quiero que nadie entre, que nada interfiera en mí, y mucho menos que cualquier cosa de mi interior sea expuesta. Lo mío es mío, para bien o para mal, y el que quiera ver algo de lo que ni siquiera la luz ha tocado todavía, ya puede armarse de paciencia y valor, porque este encarcelamiento emocional tiene pinta de tirar para largo.

jueves, 16 de enero de 2014

So close but so far.

Vale, que pasarme la noche en vela estudiando derecho constitucional o lo que se tercie no es la mejor forma que se me ocurre de pasar un miércoles por la noche, pero todo, incluso esto, es mejor que escuchar canciones y descubrir olores que llevan aún tu nombre. Todo, cualquier cosa, es mejor que una décima de segundo en la que aparezcas por mi subconsciente; el mismo que me hace tararear melodías que me atormentan, el que a veces me hacen escribirte olvidando por un instante que eso lo tengo más que vetado por aquello del amor propio y del respeto a mí misma. Me diste una razón más que fuerte por la que seguir creyendo, por la que perseverar, y me la has quitado de golpe sin avisarme, sin dejarme un recambio ni una segunda opción. Me has dejado a oscuras en más de un sentido, la verdad. Lo bueno es que voy prosperando, cada día veo algún que otro progreso y eso realmente me anima. Claramente, tengo días malos, turbios, confusos y grises; más tristes que Galicia sin sus lluvias torrenciales, pero eso es parte de lo que me toca a partir de ahora. Serán meses largos, incluso años, los que tarde en asimilarlo del todo y en acostumbrarme a que ya no estás ni estarás ahí para mí, pero acabaré consiguiéndolo. Ya no se tratará de si yo soy capaz de superarlo o no porque lo haré, sino de si tú podrás perdonarte a ti mismo lo que has hecho, lo que nos has hecho. Supongo que no, o por lo menos el Jorge al que yo creí conocer no podría hacerlo. Pero eso y todo en cuanto a ti se refiere ha dejado de ser problema mío. Si tiras tu vida por la borda o si la aprovechas, si eres feliz o no, si empiezas a levantar cabeza por fin o si sigues en tu línea de ir cuesta abajo y sin frenos ya no es de mi incumbencia. Sé que debo tomarme todo esto como una lección más, aunque de las amargas, y que me hará aprender y cambiar algunas de las cosas que hasta ahora eran propias de mí. Habrá pequeños matices y errores que no volveré a cometer, eso está claro, pero no puedo prometer que no vuelva a cometer el peor de todos que sería volver a enamorarme. Aunque duele y castiga, el amor es lo más esperanzador y hermoso a lo que podemos aspirar en esta vida, y porque tú hayas sido un lastre en ese camino, no significa que no haya alguien totalmente imperfecto y dispuesto a amarme como tú no supiste por ahí fuera, chocando y tropezando, esperando encontrarme algún día.

miércoles, 15 de enero de 2014

Superada la fase de negación. Esa en la que todo es demasiado reciente, demasiado distinto a la realidad que considerabas cierta hasta hacía apenas horas o días. Supongamos que ahora estás en la segunda, en la de aceptación. Que no es que duela menos que la anterior, sólo que distinto. En ella empiezas a reconstruir esa realidad que te han roto, y empiezas a encajarla sin algunas piezas, cambiándolas por otras que tienen un aspecto bastante distinto a las anteriores. Cuesta que algunas de éstas ocupen el lugar de las otras, y al principio es preferible pensar que es porque no hay huecos apropiados para ellas, hasta que tras horas de buscar excusas y explicaciones banales, te das cuenta de que no encajan porque no quieres que lo hagan, porque no asumes todavía del todo que a partir de ahora serán esas y no las que tanto te gustaban las que ocupen ese lugar. Al final, tras un esfuerzo sobrehumano, haces que encajen, que entren donde pertenecen. Sólo es cuestión de tiempo que se aclimaten al entorno, o tú a ellas, a lo que representan. Lo has aceptado, pero el hecho de ver cómo ha cambiado todo, cómo no hay vuelta de hoja, sigue siendo confuso y por tanto, doloroso. Seguramente pasará mucho tiempo hasta que puedas mirar al conjunto sin que te sientas extraña o en tierra de nadie. Cuesta, pero ahora las cosas están así. Tienes una vez más tu vida entre tus manos, ahora sólo entre las tuyas, y aunque duele, pues sabes que parte de esa vida no la querías así, lo bueno es que ya nada aparte de tus decisiones influirá en su rumbo. Aprenderás con el paso del tiempo que a pesar de lo que ha pasado, lo que tuvísteis fue más que real, pero que ha pasado, que no va a volver, y que te guste o no, es así desde que él lo decidió de ese modo. Como persona adulta, tienes que respetar eso y continuar adelante, con lo que venga, pero él también tendrá que aprender a asumir las consecuencias de sus acciones, las cuales hasta ahora sólo has pagado tú. Te dejarás muchas malas noches, muchas lágrimas y muchas ganas de verle y llamarle en el proceso, pero éste concluirá exitoso. En cambio, hay sentimientos prácticamente imperecederos como el arrepentimiento y la culpa, esos que él tendrá que experimentar en sus carnes cuando vea que tú has hecho tu vida sola, de nuevo, mientras él seguirá estancado en una calle sin salida donde él mismo eligió posicionarse, aún sabiendo que no tendría forma de escapar de allí. 

lunes, 13 de enero de 2014

Siempre me quejo de lo que me va mal, de lo que me disgusta de los demás o de lo que detesto de mí. Pero en verdad, hay cosas de mí que no cambaría, es más, ojalá todo el mundo las tuviera. Ojalá todo el mundo pudiera tener aunque fuese la mitad de fuerza de voluntad que yo, o de mi ganas de vivir. Si la gente pudiera ver lo buenaza que soy, seguramente me tomarían más el pelo de lo habitual  Y a pesar de lo que eso pueda acarrearme, me gusta mi forma de ser. No es la ideal para todos los ámbitos, pero soy así y hace demasiado tiempo que aprendí a aceptarme como soy, a diferencia de otros. Mi forma de ser ha ahuyentado a muchos otros, y ha hecho que para algunas personas aguantarme o tratarme sea realmente difícil. La última que se fue, que me dejó más sola que las demás personas que se fueron, en el fondo siempre se sintió algo intimidada por mi fuerte personalidad. Él era demasiado modoso y apaciguado para un espíritu libre y rebelde como yo. Se le quedaba grande mi temperamento, mi forma de pensar, mi manera ambiciosa y poco convencional de ver la vida. Pero ¿sabéis qué? Que él se lo ha perdido, al igual que todos los demás que no me consideraron lo suficientemente importante o relevante como para armarse de paciencia y quererme así, tal y como soy. Aunque no siempre lo muestre o no me parezca necesario repetirlo todos los días, doy gracias por todas aquellas personas que todavía encuentras la forma de soportarme, y motivos por los que seguir queriéndome a pesar de todo.

domingo, 12 de enero de 2014

Aunque no sepa aún cómo, aunque es demasiado pronto aún, sé que saldré de esto en lo que me has sumido.Lo sé porque siempre lo he hecho, y esta no tiene por qué ser la excepción. Tarde o temprano podré apaciguar todos estos sentimientos que no me dejan pensar con claridad, los ordenaré y conseguiré dejarlos en un segundo plano. No importa cuánto tiempo me lleve si lo consigo, ni tampoco me importa el tiempo que tenga que invertir en volver a encontrarme y empezar de nuevo. Aunque me hubiera encantado compartirla contigo, mi vida es mía y de nadie más, y el que quiera quedarse y quererme por como soy adelante, pero el que no, que no espere que me amolde o que me convierta en marioneta de sus caprichos. Tú has decidido salir, y por la puerta de atrás, y aunque eso me duela más a mí que a ti, es tu decisión y no me queda otra que aceptarla. Pero cuando pasen los meses, incluso los años, ya me contarás quién es el que realmente ha perdido de los dos con todo esto. Si lo has hecho una vez, nada ni nadie puede asegurarme que no vayas a repetirlo, y mal que mal, mejor ahora que más adelante cuando hubiera sido mucho más doloroso si es que cabe. Seguramente algún día pueda perdonarte, aunque estoy segura de que pasará demasiado tiempo. Y en contra de lo que te dije la última vez, ya no estoy segura de que quiera tenerte en mi vida de ningún modo, ni en lo más mínimo. No creo que pudiera, ni tampoco te mereces que lo reconsidere. Espero que todo te vaya bien, pero también que cada día que pase te pese más el hecho de haber arruinado un futuro que era más que prometedor, y juntos. Aunque sí que te puedo anticipar desde ya que el mío, contigo o sin ti, lo será.

Feliz doce de enero.

Hoy tendría que ser un buen día, otro bueno más, otro que continuara la cadena de días sin problemas ni preocupaciones. Independientemente de la lluvia, de que esté nublado o de que sea domingo, sería un gran día. Sin embargo, por errores ajenos y por capricho del destino, es el domingo más gris que he vivido nunca. Puedo decir que literalmente hoy llueve dentro de mí. Diluvia de tal forma que puedo escuchar el caer del chaparrón que inunda mi cuerpo. No hace mucho tiempo que superé aquel lastre que era el amor, que prohibí a mi corazón que siguiera llevándome por ese camino y cogí las riendas de esta sobresaltada y agotadora vida que me ha tocado. Y sin saber cómo, he vuelto a caer en ese mismo charco, sólo que este es peor que el anterior. Mucho peor. Siento que puedo flotar pero no sé por qué no me decido a nadar; sé que puedo salir a flote pero algo dentro de mí hace que prefiera sumergirme sin ver orilla alguna. No sé cómo salir de este pozo que yo misma me he cavado por permitirme volver a enamorarme, pero de una forma mucho más enfermiza que todas las anteriores si es que es posible. Más entrega, más complicidad, más confianza, más planes de futuro y mucho más amor del que cabe en mi pecho. Todo ello es ahora papel mojado, cenizas de las cenizas, polvo y humo esparcidas por un aire que espero que se lo lleve todo lejos de mí, lo más pronto que pueda. Sé que no puedo seguir sin comer, sin dormir, sin parar de llorar noche sí noche también, sin tocar libro, sin reconocerme. Intento resurgir de mis cenizas cual fénix, pero intentarlo significa recordar de qué intento huir, y todavía es demasiado pronto para mí asumirlo, entenderlo. No me reconozco, no sé quién soy ahora mismo, ni dónde está mi antigua yo, ni qué será de ella a partir de ahora. Fui yo la que quiso un amor idílico, de esos que te cambia hasta tal punto que te impide reconocerte después, un amor profundo y sentido, fuerte y apasionado, enfermizo y envolvente. Pues bien, para mal o bien lo he tenido, sólo que me ha dejado sola y abandonada en un mar de recuerdos y momentos que anhelo pero que sé que no volverán. Ha sido él quien se ha equivocado, pero quien realmente está pagando en sus carnes las consecuencias soy yo. Quien no pega ojo y quien no prueba bocado soy yo. Quien no sabe ni cómo empezar a vivir sin ti y sin tenerte tras su espalda, soy yo. Sólo yo era quien realmente amó y se dejó el alma y la piel en hacerte feliz, y para ¿qué? Para quedarme sin ambas, para que lleven consigo tu olor y para que eso me impida resucitar mis adentros. Sólo me hace volver a mis infiernos, a encontrarme con mis peores demonios, a dejarme claro que me has dejado completa y absolutamente sola ante una vida que íbamos a compartir. No sé por dónde empezar sin ti porque se suponía que jamás tendría que hacerlo. Se suponía que ibas a quererme y a respetarme siempre, como yo hice y hubiera hecho hasta mi último día si no hubieras decidido que no merecía la pena. Ni siquiera puedo decir cómo me siento porque a pesar de que han pasado semanas es confuso, desalentador y sobretodo muy doloroso. Se me abren las carnes y el pecho sólo de pensar en decirlo en voz alta. Por primera vez, a pesar de haberlo pensado innumerables veces, he tocado mi propio fondo. Esta vez puedo notar cómo esos brazos gélidos me abrazan, cómo me asfixian, cómo me impiden ver algo de luz o claridad, cómo intenta retenerme allí el máximo tiempo posible. Y lo peor de todo es que no sé si quiero quedarme en la comodidad de ese dolor o armarme de valor y abandonar su cruel cobijo. Lo único que puedo pensar es: ¿para qué me hiciste quererte, respetarte, amarte y darte todo de mí si tú no pensabas hacer lo mismo durante el resto de nuestra vida? Me he sentido vacía muchas veces, pero tú no me has dejado ni las cortinas puestas.

martes, 7 de enero de 2014

All my secrets away.

Toda esta fuerza de voluntad que suelo tener ahora sólo tiene un propósito: ser usada para alejarme de ti. Me he ido de allí, he vuelto a mi rutina, a las miles de horas estudiando, a las noches de cafeína y subrayadores, y eso, tal y como me estoy sintiendo, es lo que más falta me hace. Que saldré de esta y de las que me echen, pero todavía estoy sumida en lo más oscuro, en el doble fondo de mi fondo emocional, y tardaré mucho tiempo y muchas ganas de llamarte en el intento. Merecerá la pena, será necesario, y es lo que tengo que hacer. Me merezco ser feliz y pasar página y aunque no me lo mereciera, lo haría igual. Me ha venido bien eso de volver a León y que no pueda ser factible verte cada día, en cada lugar...es más fácil si no todas las calles y todos los rincones llevan tu nombre, si cada una de las personas que me cruzo por la calle no pueden ser tú aunque te busque en sus rostros. Pasará un mes o incluso más hasta que vuelva, y lo que espero es no cargarme todo el progreso que lograré aquí durante enero y parte de febrero sólo por anhelar volver a ver tus ojos castaños. Te querré pase lo que pase, estaré aunque en la sombra para ti pase lo que pase, y espero que cuando llegue el momento en que pueda mirarte sin sentirme patética y engañada no sea demasiado tarde para ninguno de los dos...ni para nosotros.

domingo, 5 de enero de 2014

Por una vez y sin que sirva de precedente, va a ser mi amor propio, el respeto que me debo a mí misma, mis valores y mis decisiones lo que pesen más que nada. No voy a dejarme para el final, porque estoy cansada de anteponer la felicidad ajena ante la mía. En este caso no voy a ceder, no puedo ceder; no es una opción, es LA opción. 

sábado, 4 de enero de 2014

Goodbye my lover, goodbye my friend. You have been the one for me.

Todo sonaba y sabía a despedida. Todo lo que dijimos iban a ser las últimas palabras, todos los besos que nos dimos se intensificaban, se magnificaron, pues cualquiera de ellos podía ser el último, el último de verdad. Ayer supe que era la verdadera despedida que yo no quería ni ver, pero hasta nosotros, los primeros interesados en que no lo fuera, sabíamos que ya habíamos quemado toda nuestra dinamita, que lo que tú has roto no va a recomponerse, que ya no quedan más que recuerdos y utopía de aquellos planes y aquellos sueños que no vamos a compartir. Cuánto voy a echarte de menos nunca podrás saberlo....tampoco te harás una idea del daño que me has hecho. Aún así me conoces, sabes que tarde o temprano podré con esto, en realidad sabes que podré con lo que me echen como siempre ha sido. En cambio tú tienes otras espinas que arrancar y que sentir dentro de ti. Cualquier piel que roces, cualquier boca que beses y cualquier par de ojos a los que mires no harán que te sientas mejor, no al menos después de hacerlo. En cada detalle, en cualquier cosa, en el fondo, me estarás buscando a mí. En todas ellas. Sabes que no vas a volver a tenerme contigo, no para ti como hasta hace una escasa semana, y todo ello va a ser tu castigo.

viernes, 3 de enero de 2014

And after all, you're my wonderwall.

No puedo pensar en otra cosa que no sea sentir su piel rozando la mía, su cuerpo contra el mío. Sin que corra el aire, sin una sola palabra. Ya no nos queda nada que decir. No me lo saco de la cabeza, y aunque es extraño, lo único que me hace olvidarme de todo este daño es imaginarme tocándole, acariciándole...enfermizo, sí, un cuanto, pero no puedo explicar todavía por qué es lo que necesito. No sé si quiera si lo hago....sólo sé que quiero hacerlo.
El problema no es que no sea consciente de lo que ha hecho, de lo que supondrá para mí a partir de ahora la repercusión de sus acciones. El verdadero problema es que lo sé, es que me duele de veras, y que a pesar de ello cambiaría a cualquier otro, al que fuera, por muy prometedor o placentero que pudiera llegar a ser, por un beso suyo en mi mejilla.

jueves, 2 de enero de 2014

No vas a encontrar casi rastro de todo lo que seguiré sintiendo de aquí en adelante. De eso me encargaré yo, eso sí que puedo prometerlo. De estar estupenda, de darte en las narices y de que cada vez que me veas te des cuenta de todo lo que has perdido, de eso va la cosa ahora. Y sé que lo haré, y esa es la única idea que tira un poco de mí en este momento. A lo mejor es algo bajo, pero nunca llegaré al mismo nivel que tú...y eso me halaga de veras.
Hoy no hay una canción que defina mejor cómo creo que me siento que esta canción.




I wish.

Espero no romper la promesa que me he hecho a mí misma y no quebrantarme en más pedazos. Espero poder conservar mi fe y mi fortaleza, espero que ambas me ayuden a salir adelante. Que no es el fin del mundo, que no se acaba mi vida aquí, eso lo sé de sobra, pero parte de ese mundo y de esa vida se han quedado con él, y eso no va a cambiar por nada, ni por nadie. Espero respetar el espacio que yo misma he puesto entre los dos y no pisarlo cada día. Espero poder perdonarle pero sólo si pudiera perdonarme a mí después por hacerlo. Espero poder volver a confiar y sentirme como me sentía sólo con que rozara mi piel...espero que aparezca una persona que sí que pueda quererme realmente, y no de la forma que él lo ha hecho. Espero dejarme querer de nuevo algún día.

miércoles, 1 de enero de 2014

Hay que perdonar y perdonarse.

Mi piel necesitaba esa despedida, decirle adiós a esa otra piel que a pesar de haber pasado sólo un par de días, ya anhelaba. No sabía si soltarle un guantazo por no dejarme sola o besarle hasta desgastarnos los labios. Ayer me enamoré un poco más de él...nunca había estado tan segura de lo atada que estoy a él emocionalmente. Error garrafal, pero ¿cómo se controla eso? Porque si hay una manera de domar los sentimientos, que alguien me la explique. Me ha engañado con otra, me ha humillado y ha roto una confianza pura hasta no hace mucho. Cualquier persona que estuviera en sus cabales haría lo que yo debería haber hecho...pero alguien que se encuentre en mi lugar, alguien que esté loca, profunda e intensamente enamorado de otra persona supongo que podrá entenderme mejor. A pesar de todo eso, yo sólo quería que no se fuera, que supiera leer entre las líneas de cada "vete y déjame sola" que sólo quería sentir cómo estaba tras mi espalda, su respiración contra mi nuca, sus manos sosteniendo mi cintura. Cojones, que te ha engañado con otra, retrasada. Eso es lo único que puedo pensar ahora...pero luego hay otros momentos, otros instantes en los que digo joder, si es que sé que nadie va a quererme como él me quiere...que diréis que estoy colgada, pero sí, me quiere. Sé que se ha equivocado, que me va a costar demasiado tiempo y meditación perdonarle, y que a él algo más que sudor y lágrimas que yo le perdone. Pero también sé que voy a acabar haciéndolo, y que él va a esperar todo el tiempo que haga falta. Que va a dejarme mi espacio, que no va a llamarme, ni hablarme, ni molestarme porque sabe que necesito pensar y aclararme y no puedo hacerlo con él apareciendo cuando menos me lo espero. ¿Acaso alguien que no quiere a otra persona haría eso? No lo defiendo, ni intento justificar lo que ha hecho porque no es posible, y sí, es un gran cabrón y merece que no vuelva a mirarle a la cara, pero ese cabrón es la única persona que ha estado cuando nadie estaba, que ha sabido quererme tal y como soy sin esperar más cambios ni más de lo que puedo ofrecerle, con mis defectos y mis virtudes, con todos mis días malos y los escasos buenos, y es ese pasado y todo lo que nos une todavía lo que me hace pensar así. Un grandísimo capullo, pero un capullo que está clavado en todo mi cuerpo, tatuado hasta en el tuétano de mis huesos. Puede que sea imbécil del todo, que si le perdono acabe haciéndolo otra vez, no lo sé, pero estoy cansada de decirle a mi corazón que se calle...no puedo reprimir mis sentimientos por más tiempo. Puedo parecer patética o algo peor, pero sólo tiene que importarme lo que yo quiera hacer, y sobretodo, si seré capaz de ello.