miércoles, 17 de diciembre de 2014

Don't forget the start.

Me han pasado demasiadas cosas últimamente, no todo lo buenas que me gustaría, y sin embargo no sabría qué escribir ni por dónde empezar. Cuando tengo tantos frentes abiertos me colapso, me bloqueo, y no hay forma de plasmar una línea. Sabía de sobra cuando he empezado a escribir esto que no podría expresarme y que no podría decir nada coherente. Pero necesitaba quejarme, supongo; confesarme ante este blog que me ha servido tantas veces de consuelo. 
Puede que escriba por eso, en realidad. Muchas veces me he planteado el por qué de este pequeño vicio personal.
Escribo porque me relaja, porque me permite sacar fuera de mí a todos mis demonios. Porque sólo así es como consigo acallar las voces de mi cabeza.
Porque me permite expresar todo lo que a veces decir en voz alta puede ser demasiado doloroso. Porque dejar fluir estas líneas de vez en cuando me hacen sentirme renovada, dispuesta y preparada para el día siguiente, a pesar de todo.
Escribo cuando mis sentimientos me desbordan y se apoderan de mí, y sólo de esta forma soy capaz de ordenarlos dentro de mí. 
Escribo porque me he dado cuenta de que las cosas que sé de mí y desconocía las he aprendido mientras reflexionaba qué escribir aquí. Porque ha sido la mejor manera que he encontrado de canalizar todas mis frustraciones y dudas y a veces, incluso me ha dado la fuerza para asumir las respuestas.
Escribo por vicio, por puro e inconfesable vicio. Porque me gusta, aunque pueda hacerlo mejor o peor, me es indiferente.
Escribo porque me he conocido mejor a mí misma escribiendo y releyendo después que equivocándome, no siempre, pero muchas veces.
Porque cuando me apretaba el pecho o me presionaba la melancolía sólo esto me sirvió como válvula de escape.
Escribo porque después de tantos años haciéndolo, se ha convertido en una parte de mí, en una parte de lo que soy y de lo que represento.
Porque si me quitaran hacer mis pensamientos líneas, me estarían, literalmente, cortando las alas.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Everything's gonna be better, I promise.

Insomnio y cigarro en mano, la mejor combinación a las dos de la madrugada si lo que buscas es escribir, o más bien, lo que necesitas. No creo en las casualidades, y acordarme de ti por estas fechas no va a ser una de ellas. Aunque, realmente, cualquier época es buena para pasearte por mí y torturarme aunque sea un poquito. Y aunque me revienta, te echo tantísimo de menos, joder. Sigo esperando que me sorprendas, que te arrepientas, que me hables, que me añores, o un poco de todo a la vez, no lo sé; pero te espero, de todas formas, a pesar de todo, aún ahora. 
Aún espero que me cojas y me sueltes todas esas cosas que no sé por qué, pero creo que te gustaría decirme. Que aparezcas sin esperármelo, que te encuentre por cualquiera de las calles de esta ciudad que ambos adoramos...me he imaginado tantas veces el volver a verte...que he perdido la cuenta.

Sé bien que he malgastado demasiado tiempo esperando a que hagas todo eso, pero sobre todo, a que seas quien yo pensaba y no quien eres. Esperaba que esa fuera tu verdadera fachada, pero la real no tiene nada que ver con aquella que yo quise pintar y decorar a mi gusto. Y después de todo ese tiempo esperando lo imposible, me rendí, y empecé a esperar que volvieras, simplemente eso.
Con tu verdadera cara, con tu verdadero carisma, y con la fachada que mis colores claros ocultaron. Donde, como y cuando tú quisieras. Pero que aparecieras. Que cruzaras tu mirada con la mía, que me extrañaras en ese momento, que te doliera no haberlo hecho tras tantos años de abandono. Que, aunque por un momento, sintieras la ínfima parte del dolor que a mí me ha provocado tu marcha de mi vida, de mí. Aunque fuese sin querer, aunque no quisieras ni verme o aunque te diese igual. Aunque fuese un encuentro fortuito, aunque no fuese todo lo guapa que me gustaría en el momento, aunque no pudiera fingir que esa sonrisa sigue teniéndome calada. Me da igual. Pero me encantaría verte, aunque fuese sólo otra vez, y así poder dejar de sentir que me quedas pendiente.

Es bonito imaginar cosas así, sobretodo cuando sabes que sólo son así cuando tú las piensas. Realmente no me espero tal utopía. Y me daría igual encontrarme en medio del fuego cruzado, pero de verdad que daría cualquier cosa por pasar una tarde contigo, contándonos todo eso que nos hemos perdido el uno del otro, y fingir por un momento que no ha pasado ni el tiempo ni el dolor por ninguno de los dos, ni entre nosotros; rememorar todo aquello que nos unió hace demasiados años y pretender que eso sea suficiente para seguir conociéndonos; aunque no te interese mi vida, aunque no te preocupe lo que pueda pasarme mañana...sería realmente feliz si pudiera volver a verte, a sentirte cerca aunque estés a millones de años luz de mí estando a mi lado. Ojalá, amigo mío, ojalá.