lunes, 26 de mayo de 2014

Cómo no, lo tengo todo a mi favor. Cómo no, es ironía. No puedo pensar en otra cosa que en que va a ser su cumpleaños en un día...en que no seré la primera en felicitarte como es costumbre desde hace años. Cada vez me gusta menos mayo, y eso que nunca me ha entusiasmado. Y es duro. Es duro desprenderse de las costumbres y más si te gustaban. Han pasado casi seis meses y todavía no he encontrado la forma de que no me torture su recuerdo cada día. No he aprendido cómo soltarlo. Y si no ha acabado conmigo, me ha dejado a ras de suelo. Y le odio. A ratos. Por no quererme bien, por no dejarme quererle, por ser un imbécil redomado, por no pillar nunca nada al vuelo...pero sobretodo por haberme hecho esto. Por dejarme sola. Por hacer que me sienta sola sin él. Porque da igual con quién esté, con quién me tome un café o quién me acompañe de camino a casa...me ha dejado sola. Me siento sola. 

Y lo peor es que aunque quiera no puedo odiarle, aunque a veces lo crea como ahora. No puedo porque hubo un tiempo en que fuimos un par de kamikazes ilusos y enamorados que daban más que asco, pero nos quisimos y mucho. Y ya nunca volveremos a hacerlo, no a plena luz al menos. Nunca más a la vista, sólo en silencio, por dentro.Y eso es lo único que realmente nunca voy a poder perdonarte.

sábado, 24 de mayo de 2014

Mensaje para mi otro yo.

Antes eras más divertida. Te has envuelto en demasiadas noches en vela, y entiendo que necesites tiempo para recuperar esa chispa, esas ganas de vivir que tenías y que nunca debiste perder.
No tenías seis días malos de siete a la semana; tenías uno. No hace tanto tiempo que te lo pasabas bien, y lo que era realmente difícil era ponerte tan mal como ahora, y mucho más que tocaras fondo. Ahora, desde hace unos meses, lo has hecho demasiado a menudo y ya basta. Basta de compadecerte y de pensar en lo que podría haber sido. Te martirizas demasiado y sin sentido porque en el fondo sabes que aunque le quieras, no puedes estar con una persona así. Porque no eres sencilla, ni simple. No te conformas con cualquier cosa aunque por él hubieras estado dispuesta. Eres ambiciosa, tienes grandes aspiraciones, y sabías que tarde o temprano tendrías que elegir entre ellas o él. Y nos elegiste. Y te parece egoísta, porque estás acostumbrada a eso de 'primero todos los demás, y ya si eso yo después'. Y no. Hasta alguien tan sumamente entregada como tú necesita ser egoísta de vez en cuando. Y te sientes mal por ello, por abandonarle cuando está pasando por su peor momento...pero sabías que eras tú o él, y no es que precisamente él se haya esforzado en demostrarte que merecía la pena seguir con eso. Además, mejor ahora que dentro de unos años. Mejor ahora que cuando fuese demasiado tarde.
Le quieres y lo comprendo, entiendo qué pudimos ver en él. Pero lo vimos hace unos años y no queda prácticamente nada de ese chico. AFRONTÉMOSLO DE UNA VEZ. Lo que nos hace falta es estar un tiempo alejadas de él y la vida o el destino dirán. Lo que tenga que ser, será.
Ambas sabemos que le querrás siempre, que le llevarás contigo a cualquier parte porque lo que él ha sido para nosotras no lo será nadie más. Pero querer no es amar. Y le tendremos cariño. Quedaremos de vez en cuando con él para tomar un café y ponernos al día. Y cuando lo hagamos estará bien. Siempre y cuando nos hayamos desecho de la parte de nuestro ser que le ama por encima de todo. Si no, NO. En lo referente a él ya llevamos demasiados errores,y NO QUEREMOS OTRO MÁS.
Además, no nos engañemos. Sabíamos aunque no queríamos verlo que él no sería con quien compartiríamos la vida y alguna que otra cosa más. El por qué es fácil. Lo hemos dicho, no somos conformistas. Para nada. Eso de cosas mediocres y sueños sólo para soñar no es lo nuestro.
Necesitamos a un chico/hombre que sepa un poquito de todo, alguien con quien poder tener una conversación sobre cualquier tema y notar que está puesto en la materia, tanto que incluso prefiramos hablar con él toda la noche a quitarle la ropa. Porque una relación no puede basarse en eso, hemos tomado nota.
Alguien a quien le guste leer, que pueda recitarte tanto Keats como a Neruda. Alguien que, al igual que nosotras, no lea libros sino que los devore.Que nos conozca al dedillo como nosotras a él, porque que nos sorprendan sabiendo pequeños detalles que supuestamente solo nosotras conocemos, nos encanta. Nos gusta casi tanto como las cañas al salir de la universidad, así que fíjate. Alguien que nos mime con ternura y en quien podamos confiar, por mucho que a partir de ahora eso pueda costarnos. Y aunque nos duela, que nos duele, él no era así. Ni lo ha sido ni lo será. Pero eso no implica que no queramos tenerle en nuestra vida, lo sé, porque ha estado en todo momento desde el primer día que apareció. Pero te repito que si tiene que volver a nuestras vidas, lo hará. PERO SIN QUE NOSOTRAS LE ARRASTREMOS HACIA NUESTRO LADO. A VER SI LO ENTENDEMOS. Nos merecíamos algo mejor, alguien que entre otras cosas, comparta nuestras aficciones y nuestros sueños, aunque solo sean un par. Alguien que tenga gran parte de las cosas que antes hemos mencionado. Porque querida, nos gustan los chicos así. Así que solo te pido que te dejes tiempo para lamerte y curarte las heridas, que no quieras recurrir a él otra vez para no sentirte sola porque no lo estás, y que empieces a querernos un poco más. Que dejes tiempo y tierra en medio para olvidarnos de él, o por lo menos desenamorarnos, porque si no las cosas no podrán ir a mejor. En cuanto eso pase, las cosas irán a mejor. Nos lo prometo, y sabes que no prometemos en valde.

viernes, 23 de mayo de 2014

Estas líneas vuelven a ser sólo para mí. Ni quiero ni puedo dejar que nadie las lea, aunque dudo que alguien perdiera tiempo en ello.
Sólo hace cinco días que no hablamos, y se me hacen años. Pero sé que un tiempo sin él merodeando por todas partes puede ser mi única salida. También sé, como cualquiera que me conozca, que nunca abandono a nadie que me importa a pesar de lo que haya hecho. Y ¿cómo voy a hacerlo con él? No es propio de mí y noto como aunque sea un poco, me siento culpable. 
Pero necesito ordenar mis prioridades y aclarar mis ideas antes de dejar que vuelva a poner un pie en mi vida de nuevo. Le dije que no quería a alguien así en mi vida porque es cierto, no lo quiero. Así no. También sé que ese puede haber sido el mayor incentivo para que algo, remoto aunque sea, cambie en él. 
No quiero sacarle a patadas de mi vida aunque lo he hecho. No va a volver a tener el mismo papel, pero necesito que al menos tenga uno. No sé si es necesidad o capricho, pero quiero tenerle, aunque sea a ratos, aunque sea de muy de vez en cuando...aunque todavía quede mucho para eso.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Fue bonito mientras duró.

Volveremos a estar cerca, pero parecerá que estamos en el hemisferio opuesto al otro. Aunque lleguemos a casi rozarnos, estamos muy lejos el uno del otro. Y a partir de ahora, así es como serán las cosas. Ni siquiera una ilusa y apasionada como yo puede luchar contra todo. Hay límites incluso para mí. Hay cosas que ni siquiera yo podía obviar. Y es que en el fondo, aunque yo lo haya dudado a veces y aunque lo vivieron a la par que nosotros estarían en contra, me quiero más a mí misma. Si no, ¿cómo explicas que me haya apartado a tiempo? Si no, ¿por qué no me he dejado arrastrar a pesar de que acabaría igual o peor que tú? Creo que esa es la respuesta. Eso y que he dejado de conformarme con cualquier par de brazos dispuestos a abrazarme por las noches para no sentirme sola. Después de la cuarta va la vencida, o bueno...de la quinta. Creo que no quería darme cuenta de que tú no podías aportarme lo que yo busco en otro persona. Creo que nunca lo hiciste, pero eso no me impidió enamorarme hasta las trancas. Volví a atarme porque sabía que todo un verano haciendo y deshaciendo a mi antojo iba a suponer que no iba a necesitarte más. No quería desprenderme de ti, así que dije mejor ahora que nunca. Pero ya no había chispa. Ya nada tenía encanto. Y es que todos estamos de acuerdo en que no hay nada como la ilusión, las ganas y la emoción de la primera vez. Es parecido durante una segunda...menos en una tercera, pero incluso en esa queda una pizca de esperanza. ¿Pero en la cuarta? ¿Cuántas veces necesité (amos) para darme (arnos) cuenta de que las cosas no volverían a ser igual? Quererse no es suficiente, como tampoco lo es necesitarse. Me perdiste el respeto y por ende yo a ti. Rompiste mi confianza y no volví a recuperarla. 
No implica que no te quiera, ni tampoco que no quiera estar contigo, pero hace mucho tiempo que eso dejó de ser suficiente. Me duele que no vayas a verme progresar, crecer, conseguir mis objetivos. Me duele que no vayas a celebrar mis logros y que no vayas a recogerme en las noches frías. Pero se acabó. Suena poco creíble después de haberlo dicho veinte veces, pero esta es la definitiva. Se nos fue la magia, consumimos toda nuestra dinamita. Ya está.
Necesito a alguien que me de guerra, alguien tan sumamente lleno de carácter como para contrarrestar el mío, y así complementarnos. Alguien que me quiera sin condiciones, sin tapujos, y que no me haga sentirme mal por mi forma de ser ni por mi brusquedad al decir las cosas. Alguien en quien depositar mi confianza de forma ciega como solía hacer contigo. Alguien que me quiera lo suficiente como para cuidar de mí como yo cuidaría de él y que no fuese solo cosa mía. Alguien con quien pueda hablar horas y horas de temas interesantes y saber que podría seguir así hasta el día siguiente. Alguien que me quite la ropa pero también que deje ante mí su alma desnuda. Lo peor es que supe que esas cosas, cosas que alguien como yo necesita y busca, tú no ibas a dármelas. Pero te quería tanto...estaba tan enamorada de ti...y te quiero. Pero como he dicho ya nada tenía encanto. Ya no estoy enamorada. Ya no lloro por las noches porque me duela que puedas estar con otras. Me entristece no tenerte en mi vida de ninguna forma, pero no que no estemos juntos. Supongo que todo se acaba y que esto que teníamos, se llame como se llame, no iba a ser la excepción. Puede que pasen los años, demasiados, y volvamos a encontrarnos. En otro sitio, con otro aspecto, con una nueva forma de ver la vida. Puede que quedemos de vez en cuando para tomar un café y para rememorar aquella vida que durante tantos años compartimos. Puede que incluso volvamos a encontrar el punto en común...pero nunca volveremos a ser los que fuimos. Ni juntos ni por separado. Y aunque las cosas se hayan puesto realmente feas, siempre te llevaré conmigo. Has sido la primera persona a la que he querido con toda mi alma, y la primera que me ha querido a mí de la misma forma. Te convertiste en mi hogar, en la mejor razón para volver a casa, y fuiste quien me ayudó a superar las peores cosas que me han pasado en la vida. Has sido mi verdadero primer amor, y eso, a pesar de lo que nos ha pasado, nunca voy a olvidarlo. 



"A pesar de todo, fueron buenos años...fue bonito, mientras duró".

martes, 20 de mayo de 2014

Hasta pronto, hasta nunca...quién sabe.

Se fue la pizca de esperanza que me quedaba. Y aun sabiendo que me dejaría envolver y arrastrar hasta los confines de sus ojos sólo por no perderle nunca, aunque estaría dispuesta, no voy a hacerlo. No quiero dejarme llevar por esa espiral de arrepentimiento y cabeza baja que le rodea. Destroza todo lo que toca, y después de tantos años dejando que lo haga, me he cansado de romperme y de coserme después por no querer verle marchar. Hoy he sido yo la que se ha ido y de verdad espero no volver, por lo menos en mucho tiempo...por lo menos hasta que no me importe.

domingo, 18 de mayo de 2014



Siempre habrá alguna persona que nos haga cuestionarnos las cosas que parecían inamovibles. Eso sólo demuestra que nada lo es. Para cuando quieres darte cuenta, ya estás más que dentro y aunque sepas que deberías salir, prefieres dejar que te envuelva. Hasta que te paras, lo piensas con la cabeza fría y sopesas los pros y contras. Hasta que te das cuenta de que aunque estarías dispuesto a hacerlo, no vas a hacerlo.

martes, 13 de mayo de 2014

GSMB.

Hubo un tiempo en el que tu aprobación y tu cariño lo eran todo, pero todo para mí. Has sido, entre otros, una de mis mayores fuentes de dolor y por ende de inspiración durante muchos años. Han sido incontables las veces que removías todos mis sentimientos y mis emociones, y solías ser quien me quitaba el sueño por las noches. Tampoco hace tanto que lloré hasta cansarme por ti, pero sí fue la última.
Si me paro a pensarlo, ya no me sirves ni para plasmar aquí mis delirios, esos que nadie aparte de mí lee. Ya no me da pena, ya no te echo de menos, por supuesto ya no te necesito para nada, y sobretodo, tu aprobación o tu punto de vista me son totalmente indiferentes. Pero, como he dicho al principio, hubo un tiempo lejano, según se mire, en el que tu apoyo y tu forma de verme me definían.
Llegaste a marcar mis pasos realmente y perdí el culo por ti y por sacarte un tema de conversación tantas veces que me perdí por la mitad.
Me abandonaste y eso es un hecho, pero esa pérdida ya la he llorado lo suficiente como para dejarla ir, al igual que a ti. Por aquel entonces pretendía ser como tú o por lo menos parecerme en muchas cosas. Me imponías tanto respeto como admiración. Tu forma de ver la vida, tu constancia infinita, tus principios inquebrantables, tu fe perfectamente discutible sobre un ende "superior", tu soberbia incorregible. Eras todo lo que yo pretendía ser, un espejo donde mirarme. No podéis pedirme más, tenía dieciséis años y él era para mí como un hermano. Por un tiempo se portó como tal. Después, inevitablemente, salió a relucir la total gilipollez que escondía debajo de todo ese encanto presuntuoso. 
La cuestión es que puedo mirar todos aquellos años, todas las noches que me pasé llorando, todos los días que se basaban en preguntarme qué había hecho mal, en reconstruir los hechos buscando respuestas y de buscarte en cada una de las calles de esta ciudad; estoy por encima de todo ello. 
No pretendo ser tú. Pretendo ser mejor, totalmente opuesta a ti en una infinidad de sentidos y así poder sentir que por una vez todo lo que hago o todo lo que me es dado como recompensa por mi esfuerzo es solamente por mí. Por nadie más. Nunca más por ti, como siempre debió ser. 
Puede que esta sea la verdadera carta de despedida, o puede que simplemente sea el resultado de tantos años culpándome por algo en lo que ninguno de los dos tuvo la culpa o eso es lo que pienso. Sinceramente me da igual. Si hay algo que aprendí de ti, y puede que lo único útil, es que cuando una persona es un obstáculo para nuestros fines, simplemente hay que prescindir de ella. Como tú hiciste conmigo hace años y como yo hago ahora.

lunes, 12 de mayo de 2014

Todas las cosas que no te dije ni diré (o que no tuviste en cuenta). 27 de abril.

Me gustaba retarte con cualquier cosa porque si había algo que me atraía de ti es que eres casi tan soberbio como yo.

Te picaba la mayoría de las veces siendo consciente de lo mucho que podías llegar a enfadarte, pero no había nada comparado con ver que también tenías sangre de vez en cuando.

Me gustaba colocarte el pelo, despacio, y ver la media sonrisa que se te escapaba al hacerlo.

Tus chistes solían ser pésimos, pero me reía sólo para que pensaras que me hacían gracia y para que no te sintieras mal.

Me gustabas más dormido que despierto. Con los ojos cerrados y la respiración profunda, mirándote. Fue la mejor forma que había para conocerte mejor.

Tus inseguridades me provocaban a mí lo mismo, pero seguramente más profundas que las tuyas.

Me ponías enferma cuando tenía que explicarte las cosas más de dos veces, y realmente creo que no todas te quedaron claras.

Te quería y te quiero por encima de mí, y ese será el gran secreto que seguramente nunca te confiese.

No me importa con quién estés o lo que hagas hasta un cierto punto, pero prefiero eso a que vuelvas a engañarme otra vez si es que hay una próxima.

A veces me dabas a entender que te presionaba, cuando en el realidad te dejé tanta libertad como tú a mí. Plena y absoluta.

No te quería pegado a mi culo todo el día, pero hubo veces que ojalá lo hubieras estado porque te necesitaba, sin tener que pedirlo.

Ojalá fueras capaz de ver todos los detalles que yo veo, que veía, sin tener que arrancarte un gesto.

Ojalá que puedas volver a mí y que eso nos haga sentirnos a ambos libres. No me gusta ni un pelo que puedas estar con otra, ni con otras, pero sí espero que si eso pasa, te des cuenta de que a quien quieres tener por las mañanas despertándome es a mí y a nadie más.

Lo que más me gustaba después de reencontrarme con mis amigas al volver a casa eran tus mimos, sentir lo fuerte que me abrazabas y lo claro que eso me dejaba que no querías que me fuera nunca más.

Tus pequeños detalles, que a pesar de que eran muy de vez en cuando, en alguien como tú valían el doble.

Que me esperases cinco años para luego engañarme. Te hubiera partido el cuello, y te hubiera descuartizad lenta y dolorosamente. O algo peor. 

Que por alguna extraña razón, nuestros caminos se separan pero siempre penden de un hilo y vuelven a reencontrarse. No sé si me gusta o me preocupa, la verdad.

Que eras un egoísta y un imbécil, pero que siempre supe que harías cualquier cosa por mí, cualquier cosa para que vuelva a confiar en ti y para recuperar parte de lo que perdimos.

La mitad de ellas no las sabrás jamás, y las otras...puede que tampoco. Pero ninguna de ellas me ha hecho quererte menos, sino puede que más. Preocupante, pero cierto.



domingo, 11 de mayo de 2014

Sé que nadie pertenece a nadie. Pueden quererse, amarse, compenetrarse...pero no pertenecer el uno al otro. Pero ojalá me perteneciera. Ojalá no tuviera que pensar que cualquier día, en cualquier momento, estará con otra persona. Que va a entregar su piel y sus caricias a alguien distinto a mí. Qué más da con quién haya estado o con quién me haya acostado si al final lo único que buscaba eran sus ojos mirándome, haciéndome sentir como sólo él ha sido capaz. No quiero a nadie más, ni pretendo que él tampoco...pero como todo, es probable.
Es posible que comparta con otra persona lo que hasta ahora sólo era para mí. Y no me preocupa que se acueste con otra o que se bese con cinco más. Me preocupa que encuentre a alguien a quien confiar sus miedos y sus deseos, sus problemas y sus días malos. Que conecte de una forma tan sumamente profunda y especial que como conmigo. Eso es estar con alguien, no lo demás.

Ojalá me siga queriendo tanto o más que antes y que no sea capaz de encontrar a alguien capaz de sentarme en el banquillo.

martes, 6 de mayo de 2014

Hablando se entiende la gente o eso dicen. Hay diversas situaciones que se pueden malinterpretar, muchas otras que pueden parecer lo que no es y también están las que personalmente más me frustran: ver lo que nos da la gana.
La verdad es tan relativa...cada uno tenemos la nuestra. Son demasiadas las cosas que pueden influir en ella o en nuestra manera de interpretarla. 
El caso es saber y conocer la propia, entender que no es así porque tú quieras verlo de ese modo, sino porque lo es y punto. 
No hay color entre tener la conciencia tranquila y saber que no puedes tenerla. No te sientes igual sabiendo que estás mintiendo que cuando no te preocupa que otros puedan creerte o no porque tú la conoces, tú la sabes. 
Esas situaciones anteriores tienes solución, absolutamente todas. El problema se da cuando alguien no la cree pero no porque no la conozca, que también, sino porque la suya es más apropiada para sí misma o para lo que supuestamente considera. Explicarse reiteradamente o intentar justificarse sólo te pone en el punto de mira y hace pensar que realmente tienen razón. Contra una duda, no hay nada que hacer. Quien no quiera creerte no va a hacerlo.