domingo, 28 de abril de 2013

Todo se devuelve en esta vida.

No se nace con fortaleza, ni con una personalidad definida, ni con buenos modales. Todo eso viene marcado por nuestros genes, pero en nuestra mano está intensificarlos o cambiarlos. Por alguna extraña razón, cosas que no deberían ser tan extremas en una persona lo son en mí. Mi temperamento no es fácil de sobrellevar, mis maneras son de todo menos respetuosas a veces, y mi afán de hacer pagar a la gente con la misma moneda por no poder dejar las cosas como están es cada vez más preocupante. Para bien o para mal, soy así, y aunque no me gusta todo de mí, sí lo hace el conjunto. Sé que puedo ser rematadamente insoportable, irritante, malhablada, directa, impulsiva, rencorosa, orgullosa, y cualquier cosa que se te ocurra que defina a alguien que no se toma las cosas con calma. Lo que pocas veces se ve, lo que pasa desapercibido es mi espíritu de superación, mi inagotable desvivir por los demás, mi perfeccionismo que por suerte no es enfermizo, mi honestidad, mi respetuosidad, mi generosidad, mi transparencia, mi saber estar. Lo más importante es lo que está más dentro, lo que el fondo resguarda; lo que nadie suele ver. Y créeme, si conoces a alguien similar a mí y ha compartido contigo los días más oscuros por así llamarlos, siéntete afortunado o afortunada; hará cualquier cosa por ti. Si eres leal tendrás más que asegurado alguien con quien compartirlo absolutamente todo, sin importar el precio ni las consecuencias que tenga que pagar por ti,siempre encontrará la forma de que merezca la pena. Pero, si por el contrario le fallas o le hieres, no tendrás mundo suficiente para esconderte o para evitar las represalias.

lunes, 22 de abril de 2013

It's so hard for me to breathe.

No sé cuántas veces la he escuchado, pero si no recuerdo mal, la mitad de ellas han acabado en un mar de lágrimas. Así era exactamente como me sentía. Sola, incompleta, vacía...sin aire. Asfixia era lo que me rodeaba, lo que tú y tus tejemanejes me provocábais. Era casi imposible respirar sin problemas, era iluso pensar en un día sin nudos en la garganta.




Pero llegaron. Respiré, abrí por completo mis fosas nasales y me sentí viva como hacía tiempo que no me sentía. Te habías llevado contigo mis ganas de vivir, mis ilusiones, y dejaste en mi lugar a alguien frío y desolado, desesperanzado y perdido. Respiré profundo, y cuando ese aire entró e inundó mis pulmones, todo cambió. No sólo cómo me sentía; también empecé a ver las cosas de otro modo, a valorar aún más los detalles, pero sobre todo aprendí a quererme a mí misma primero, a no dejar que nadie llegara de nuevo hasta donde, antes de ti, no había llegado nadie.

domingo, 21 de abril de 2013

Cuestión de fe.

Lo normal es querer a quien no te quiere, no al revés. Es más bonito, más idílico, pero también más utópico. Querer y ser correspondido es tan difícil como inusual. Cuando se piensa en amor, nadie se preocupa de la otra parte, la parte que espera una correspondencia como agua de mayo. Esa parte que se va pudriendo y marchitando en personas que no pueden elegir a quién querer, y que de poder hacerlo, seguramente no sería de quien están enamorados. Pero ese es el secreto, el azar, da igual. En algún momento aparece alguien que está dispuesto a amarnos, a darnos aquello que no obtuvimos de otros corazones fríos, pero como siempre, no podemos quererlos. Ya sea porque no hemos olvidado a esa otra persona, o simplemente porque no aflora ese sentimiento en nuestro interior. ¿Y qué pasa con nosotros? ¿No nos merecemos ser felices? Porque además de que no nos quieren, no nos dejan avanzar. Nos estancan, nos consumen y nos reducen a cenizas. Nos queman por dentro, nos emponzoñan sin darnos cuenta y cuando lo vemos, ya es demasiado tarde para arreglarlo, para recuperarnos y para seguir adelante. Es frustrante no poder hacer nada, no tenerlo bajo control. Es lo único que a día de hoy las personas todavía no podemos controlar; hemos dominado todo cuanto nos rodea, somos los "reyes" de la evolución, los seres alfa, pero aún así, los sentimientos se nos escapan.  Y mientras la piel se desmejora por el dolor, mientras nuestro cuerpo se resiente por el alcohol y mientras el maltrecho corazón se oprime, no podemos hacer nada. No es suficiente con proponerse olvidar, no sirve el elegir cambiar lo que sentimos por nuestra propia cuenta... al final del día, la realidad se impondrá ante nuestros deseos. Y, siendo realmente sincera, estoy cansada. No puedo evitarlo, pero tampoco puedo más. No es sólo que no me quiere a quien quiero, es que a quien me quiere, yo no puedo quererle. Son cosas que todos preferimos no pensar, pero en días como el de hoy aparecen imágenes, resuenan carcajadas y contra eso no podemos luchar. Nuestra mente nos traiciona sólo para hacernos ver lo que todavía llevamos por dentro. 

viernes, 12 de abril de 2013

Truth friendship.

Muchos creen que lo difícil es ser amable cuando lo que quieres es explotar o calmarse cuando lo que más te apetece es gritar, pero no. La buena cara, el buen humor y los modales es lo que todos enseñamos. Sobre todo al principio. En parte es lógico, cuando conoces a alguien por primera vez y te agrada, lo que buscas es esa reciprocidad, y por ello luces tu mejor parte, la parte que a simple vista, todos ven. Y aunque nadie se salva de tener esos días en los que nos cuesta no enseñar nuestro lado "oscuro", siempre sabemos cómo esconderlo cuando nos conviene. Y ahí viene lo importante del asunto, y creo que todos estaréis de acuerdo conmigo cuando digo que lo peor de nosotros, lo más desolado e intransigente de nuestra persona sólo lo mostramos ante aquellos que sabemos que a pesar de todo y de lo desagradable que pueda ser, seguirán ahí al día siguiente. A los que no se escandalizarán ni se sentirán ofendidos por pagar los malos días con ellos. Esos que entienden, al igual que deberíamos entender todos, que la peor parte al igual que la mejor sólo unos pocos pueden verla.

jueves, 4 de abril de 2013

3 years ago.

Por mucho que me pese - que me pesa - , aún me acuerdo. No hay nada que no recuerde, no se me escapa ningún detalle, estoy segura. Da igual que hayan pasado 3 años ya, para mí es como si fuera ayer. Un 4 de abril, una noche fría como pocas, un desconocido que al final de aquella noche dejaría de ser una persona más para ser la persona. La persona con quien yo quería pasar si no el resto de mi vida, gran parte de ella. Por quien hubiera hecho cualquier cosa, y en quien deposité no sólo mis esperanzas si no mis sueños; todo. No sé cómo conseguiste entrar en lo más hondo, tanto que aún sigues grabado hasta en el tuétano de mis huesos. Las cosas, para variar, no fueron como yo esperaba. Salió mal como tendría que haberme imaginado, y supuse que como no era la primera vez sería más rápido, menos doloroso. Fue lo peor...lo peor en años. Sentirme vacía sólo fue el principio de mi casi autodestrucción. Me costó bastantes años y lágrimas entender que cualquier cosa que viniera de ti no era buena para mí. En realidad tú no eras para mí, no estabas preparado para lo que yo necesitaba. Cuando te diste cuenta fue demasiado tarde. Ya había aguantado demasiadas cosas, sufrido demasiados desplantes, perdonado lo imperdonable. Ese fue el problema, que nunca me puse un límite contigo. Me entregué en cuerpo y alma, sin tapujos ni escondites...absolutamente vulnerable y transparente. Dejé que formaras parte de mí con demasiada rapidez y facilidad hasta que llegó el punto en el que ser yo suponía tenerte en mi vida. Dejé de quererme, renuncié a ese amor propio que hasta aquel momento sólo me había pertenecido a mí y lo abandoné para dártelo; todo lo que podía quererte me parecía insuficiente, así que supongo que en aquel momento no me preocupó, no pensé en las repercusiones. Te quise por encima de todo; por encima de mí. De ahí vinieron las noches en vela, las lágrimas ácidas, los desvelos, los cambios bruscos de humor, los altibajos constantes, las faltas de respeto hacia mi persona, las oportunidades perdidas,y por supuesto el amor propio más que pisoteado. Eso supuso perderme y no tener de quién o de qué tirar. Fue mi elección, y supongo que debí haberme dado cuenta antes. Salí, mal y tarde, pero por fin cerré aquel agujero negro en el que me había sumido durante tanto tiempo, y volví a quererme, a respetarme,y lo más importante: supe perdonarme y estar en paz, cosa que hacia demasiado tiempo que no tenía. Sólo en ese momento supe que quererme a mí significaba no quererte; comprendí que empezar de nuevo era básicamente dejarte a un lado, o mejor, dejarte atrás. Lo he conseguido, y por ello me enorgullezco de veras. He rehecho mi vida y recompuesto lo que merecía la pena mantener, y lo he hecho sin ti. Pero aún así, 3 años después, te recuerdo. A pesar de todo, te quise. No puedo negar que también lo hago ahora ni que lo haré hasta mis restos, seguramente sí, pero ya no es aquel sentimiento enfermizo y envolvente que me dejó a oscuras. Ya no hay nudos en la garganta, ni aquella asfixia que no me dejaba respirar, ni mucho menos la insana dependencia. Es simplemente un sentimiento que ha cambiado, que se ha transformado en un aprecio especial e imperecedero, pero aprecio ya no es amor. En cualquier caso, ya no hay cabida para un nosotros en nuestra historia ni un camino que podamos tener en común. No voy a negar que no te conozco ni que no sé quién has sido, pero tampoco puedes esperar que a estas alturas te tenga en consideración, y mucho menos que mueva un dedo por ti. Tú tiraste la toalla, y yo tuve que buscarme por mí sola. Ya no hay aquel rencor profundo, pero tampoco queda casi nada de aquel amor sincero y puro.  Te quiero, es así, por poco que me guste la idea, pero esta vez, si tengo que elegir, sabré elegirme a mí, porque si hay algo que me has enseñado es que yo estoy antes, y es así, aunque te quiera, me quiero mucho más a mí.