jueves, 27 de febrero de 2014

It takes more than even you to destroy me.

Lo que más me duele es que lo que los demás piensan de mí, aunque sea en el fondo, también lo he pensado yo en ocasiones. Ha hecho conmigo lo que le ha dado la gana y yo se lo he permitido, es más, le he dado pista libre para volver a arrasarme de nuevo, como si a la primera no me hubiera destruido lo suficiente. Me siento abochornada...incluso un poco decepcionada. No. Muy decepcionada. Pero quién soy yo para lamentarme de lo que ya he hecho y no tiene remedio. De verdad que lo único que quiero es desintoxicarme, desinfectarme, desengancharme, desatarme de él. Todo lo que conlleve  no sentirme contaminada, consumida, exhausta, desanimada o débil. Nunca pensé que sería tan difícil volver a coger las riendas de mi vida y manejarla a mi antojo, sin que nadie pudiera elegir el rumbo excepto yo. Sin embargo, él ha sido realmente quien ha guiado mis pasos, mis decisiones y mis prioridades últimamente. En cualquier decisión su opinión o cómo lo encajara tenía gran peso, incluso más que yo. Llegados a este punto supongo que nadie sobre la faz de la tierra puede sentirse más patético. Me enamoré de la supuesta persona adecuada, de la única que no dudaba que no me haría daño, no de este estilo y resultó ser lo más repugnante y odioso de este mundo para mí. Me dejé envolver y llevar por un sentimiento demasiado similar a mí: desmedido. Y aquí estoy, rindiendo cuentas de haberme dejado arrasar por un huracán violento y demasiado arremolinado, por haberle dejado entrar sin cerrar ninguna puerta. ¿Si me arrepiento? Claramente no. ¿Si me duele? Demasiado como para poder expresarlo con palabras.  Pero tampoco puedo olvidar quién soy y de qué cenizas mucho peores he tenido que resurgir cual fénix. Esto no es lo peor que me han echado encima y por tanto no puedo dejarme caer todavía más. Va a ser el último "esta es la última vez, de verdad" que suelte por la boca porque así será, cueste lo que me cueste.

martes, 25 de febrero de 2014

Y eso es así.

Pensé que lo peor y lo más triste iban a ser los días en los que amaneciera y anocheciera con tu imagen en la cabeza, pero me equivocaba. Lo peor es no poder ponerte triste ni con ganas, el hecho de que tu cuerpo, tu corazón y tu mente se ponen de acuerdo para no permitírtelo. Cuando no te salen ni las lágrimas ni te araña el pecho. Cuando las cosas dejan de ser dolorosas para ser realidades pasadas. Cuando el dolor se convierte en cicatrices, aunque latentes. Cuando todos esos "él" se reducen y sólo hay "yo". Cuando todos los por qués que rondaban tu cabeza se silencian. Cuando dejas de buscar evidencias o dónde empezó a flojear todo porque ya no te importa tanto. Cuando te acostumbras a vivir sin alguien a quien considerabas fundamental. Cuando la magia se rompe y la realidad se impone y te das cuenta de todo lo que has progresado. Cuando el amor propio adelanta a ese otro amor y lo deja demasiado atrás. Cuando ese "sé que voy a volver a estar con él, lo necesito" empieza a ser un "él por un lado, yo por el otro".

domingo, 23 de febrero de 2014

Estoy cansada de esta guerra. De todas las veces que tengo que escuchar tus mismas excusas vacías, como si algo de lo que digas o hagas ahora fuese a cambiar lo que hiciste. Como si yo fuera tan estúpida como para creérmelas y hacer como quien oye llover. Que sí, que no puedo negar que te echo de menos a rabiar y que allí sigues estando en todas partes. Pero estoy cansada, esta vez de verdad. No puedo más con todo esto. Déjame en paz, déjame vivir y no me hagas perderme los que seguramente sean los mejores años de mi vida. ¿Crees que no me acuerdo? ¿Que no tengo demasiados motivos ya para detestarte? ¿Que necesito que estés todo el día recordándome por qué me siento así y por qué los días son más largos ahora? Lo único que estoy haciendo es llevar a cabo la consecución de tus actos y aceptar las repercusiones de tus errores. No me queda otra opción. Tú, tus ojos marrones, tu forma de sacarme de quicio y tu guiño de ojos ya no sois la opción. Yo misma y mi felicidad, mis metas, mis victorias...esa es la opción. Y créeme, voy a agarrarme a ella tanto como pueda, a quien sea y como sea antes que volver a sentirme mínimamente atada a ti otra vez. No quiero volver a estar contigo, no quiero ser tu amiga, no quiero nada ni contigo ni de ti. Me he elegido a mí misma por encima de ti y con eso ya he ganado.

miércoles, 19 de febrero de 2014

It's not right, but it's okay.

Están en mí la pusilanimidad y el abatimiento. Soy así. O me impongo y no dejo que ninguna ola brava me arrastre, o dejo que la brisa más suave de la mañana me lleve sin oponer resistencia. Me gusta martirizarme, recrearme en mi dolor y hacer que las cosas pasen por mí más despacio y de una forma más intensa que para los demás. Es así. Cuando las cosas van bien me gusta esa parte apasionada y entregada de mí, todo lo contrario cuando todo va como me esperaba: mal. Estoy segura de que la balanza entre bueno y malo que eso me proporciona no es para nada equitativa, pero quién sería yo sin mi parte débil y descubierta. Lo que más me frena y estanca resulta que es lo que más me define. A pesar de que fui feliz más de una vez y con más de una persona, nunca olvidé que no hacía demasiado tiempo yo también fui un alma atormentada que vivía de recuerdos, se ahogaba en vasos de ginebra y dejaba que un infinito "y si..." merodeara por mi cabeza. Obviamente es mucho mejor ser más pasota y transigente que yo, admiro a esas personas que pueden hacer en poco tiempo y sin apenas esfuerzo como si nada hubiera pasado...pero en el fondo a veces también las compadezco. Del dolor y de los malos tragos reside la fuerza y la ilusión por aceptar las pequeñas y escasas alegrías que nos da esta vida. No cambiaría quien soy a pesar de lo que ello puede suponer y acarrearme a veces. Me compensa tener cinco días malos a la semana y alguno que otro mojado si así me siento agusto y orgullosa de mí misma otras tantas veces. Soy quien soy, y con el tiempo y mis errores lo he ido viendo, me he ido conociendo y puedo decir que estoy satisfecha. No lo hago todo bien pero tampoco es lo que quiero. ¿Quién quiere ser recto o una tabla rasa? Supongo que nadie. Son estas debilidades y rarezas las que marcan mis decisiones y mis pasos y a pesar de las cicatrices, siguen brillando más las victorias. Tengo claro que esta etapa por la que estoy pasando en mi vida requiere que me conozca mejor, pero sobretodo que me quiera y aprecie por lo que soy y no por lo que me gustaría ser a veces. Es tiempo de cambios y de avanzar, pero sola. Está bien. No tengo prisa ni reproches que hacerle al destino o lo que sea que guía nuestras vidas, lo que pasa pasa por algo. Nada está suelto ni al azar. No es como me esperaba que fuera, pero si todo estuviera visto y claro ¿qué tendría de emocionante todo esto?

lunes, 17 de febrero de 2014

No sólo te has cargado lo nuestro, sino que te has cargado cualquier posibilidad de que pueda tener una relación sincera con otra persona. Has hecho que me cierre por completo, que no abra ninguna puerta a nadie más, que no me quede la esperanza de pensar que habrá alguien para mí. Estoy demasiado abatida y confusa aún, de verdad pensé que ya no era tan doloroso pero lo es. Puede que un poco más que ayer incluso. Verte me ha dejado claro que nada ha ido a menos; ni mis sentimientos, ni mi dolor, ni lo decepcionada que estoy contigo. No puedo mirarte del mismo modo, y tampoco puedo recordar fácilmente los buenos momentos porque cuando lo intento, cuando intento ver la luz entre toda esta sombra sólo me viene a la mente la noche, la hora y la lágrima exacta en las que escuché de tu propia boca las palabras que aún me quitan el sueño. Que tú hayas hecho esto me hace cuestionar absolutamente todo, a todos, a cualquier persona que intente llegar aunque sea a la mitad del camino que sólo tú supiste andar. Me da demasiado miedo que alguien lo intente, pero más que alguien lo logre y vuelva a romperme como tú lo has hecho. Si tú has sido capaz de engañarme, precisamente tú...quién no va a hacerlo? Pensé que iba consiguiendo el control y las riendas de nuevo, pero verte este fin de semana sólo me ha llevado al primer paso, o puede que más atrás todavía. He podido ver lo mucho que me falta por hacer y por vivir, y que no estés conmigo para hacerlo juntos me parte el alma de veras. Sé que esto le pasa a todo el mundo al menos una vez en la vida y que yo no tenía por qué ser la excepción, sólo que no pensé que serías tú la persona que me hiciera sentirme tan sola y vacía. En tierra de nadie. Estar contigo, volver a sentir tu piel rozando la mía o el simple hecho de intercambiar miradas a partir de ahora ya no está en mis manos. Todo lo que pase entre nosotros supera los límites de mis anhelos, pues hay una parte de mí demasiado grande que sólo puede odiarte con todas sus fuerzas. Da igual que sea lo que yo quiero, la parte que me queda de sensatez y dignidad está haciendo demasiado bien su trabajo, y aunque ahora mismo me asfixie y me quede demasiadas veces sin poder respirar sé que algún día tendré que agradecérselo. No voy a prometer ni a decir que lo voy a hacer bien esta vez, no lo sé, ni tampoco sé hasta dónde puedo arrastrarme y ponerme a prueba. Lo que sí sé es que ahora mismo me siento mejor sin ti que contigo. Sólo me traes malos recuerdos, ganas de sumergirme en ginebra para olvidarte y un dolor demasiado latente aún.

domingo, 16 de febrero de 2014

He dicho unas veinte veces que se acababa, y no lo he dejado ir. No he querido dejarle marchar porque me da miedo que si me acostumbro a estar sin él después no le necesite y no vuelva a ver esos ojos marrones otra vez. Y sigo sin saber por qué, pero ayer todo sonaba más a despedida que nunca. Esta vez de verdad. Se lo dije, y lo repetiré las veces que haga falta: "Las personas que tienen que estar juntas, están juntas. Si está escrito que permanezcamos unidos, lo haremos, pero si no...si no siempre te llevaré conmigo". No podemos forzarlo todo esperando que así las cosas salgan como queramos, pues lo cierto es que nada está bien entre nosotros. Los sentimientos siguen siendo intensos, pero faltan los pequeños detalles que antes sobraban por todas partes. Esos pequeños matices que convertían una simple relación en algo más que besos y caricias se ha esfumado. Te quiero y sé que te tendré en mi vida, es tan sencillo como eso. No voy a encontrarme contigo "por casualidad", ni voy a hacer planes milimetrados como de costumbre para hacerlo más fortuito. Por una vez, voy a dejar que la vida y nuestros pasos sigan su curso. No me importa con quién compartas cama y aspiraciones, ni tampoco lo que hagas ni donde. Estés donde estés, tú eres para mí y yo soy para ti. No quiero ponerme etiquetas, pero vamos...soy tuya desde que dejé de esconder lo que sentía por ti para no perder todo lo demás. He sido tuya demasiados años, y en el fondo, siempre estaré esperando a que seas tú y no otro. No me interesa nadie más a pesar de lo que nos ha pasado. Voy a necesitar tiempo, ginebra y nos cuantos idiotas más que me entreguen el cielo en bandeja, pero al único que estaré esperando al final de esa larga o corta espera será a ti. No creo que nadie pueda llegar de repente un día, enamorarme, que se enamore de mí y que comamos perdices o todas esas gilipolleces. Nadie podrá llegar a ese nivel de complicidad, ni podrá ser tan profundo como lo que tú y yo teníamos. No hay ningún príncipe verde ni azul esperándome....y si lo hay, y si acaba siéndolo, si acaba siendo el hombre de mi vida y la persona que me hace feliz...está bien, lo será. Pero tú y sólo tú eres, has sido y serás mi persona. 

sábado, 8 de febrero de 2014

Ojalá.

No puedo dar un paso más hacia ti, porque sé que lo único que me espera es arrepentimiento. Me da miedo no saber apañármelas sin ti, sin que me recuerdes a menudo lo especial que soy para ti y que me quieres, sin que me recuerdes que puedo conseguir lo que me proponga. Con lo que ha pasado no sé qué parte de todo esto fue real...pero lo que sí sé es que nos quisimos mucho y de una forma muy intensa y apasionada. Sé que me quisiste, y que cada una de las veces que me dijiste que me querías lo decías porque era cierto. Sobra decir que fue igual en mi caso. Sé que no habías sentido lo que sentías por mí por nadie más, y que de verdad querías que esto funcionara, que durara. Precisamente porque lo sé y no lo dudo aún ahora, no entiendo cómo pudiste hacerme esto a mí. Te hubiera querido el resto de mi vida. Habría compartido cada uno de mis puntos débiles, todos mis secretos, todas mis ilusiones y mis logros contigo, y con eso ya no necesitaría nada más. Quería hacerte feliz y sabía que tanto tu felicidad como la mía dependía del otro. Realmente tuvimos un amor verdadero, sentido, sufrido y desmedido, de esos que tanta gente espera y anhela toda su vida sin encontrarlo. Llevaba seis años contando para absolutamente todo contigo y de verdad que no sé por dónde empezar para sacarte de todas y cada una de las facetas de mi vida, y por supuesto de mi futuro. No puedo volver atrás ni al pasado, porque en él eres el protagonista y todavía me resulta muy doloroso pensar en ti y ver cómo todo se ha convertido en polvo y cenizas.Me estoy recuperando, me estoy dando tiempo y paciencia a mí misma para cerrar cada cicatriz y cada herida, para poder recuperar mi autoestima más que perdida, pero sobretodo para depender sólo de mí misma para salir adelante. Dudo mucho que después de lo que ha pasado pueda volver a confiar en alguien como lo hacía en ti. Más que confianza, yo lo llamaría fe. No se me había ocurrido qué pasaría si te perdiera o si no estuvieras a mi lado porque simplemente me parecía absurdo. Habría ardido en el infierno por ti. Hubiera hecho cualquier cosa por ti. Nada podría ser más difícil o doloroso que perderte a ti. Y aquí me tienes. Entre la espada y la pared, desolada, perdida y confusa. Siempre te decía que yo te quería más, y tú lo negabas y te reías como diciendo que no sabía de lo que hablaba. He aquí la prueba deque lo sabía. Podía sentir dentro de mí como todo lo bueno florecía por el simple hecho de que tú lo hacías posible. Te he querido como a nadie...y mientras lo pienso sólo puedo dejar que hable el hueco de mi pecho y notar cómo resbalan lágrimas a borbotones de mis ojos, con la esperanza de que algún día ya no me quede ninguna que dejar salir. Gracias a esas noches y a esas lágrimas he visto con claridad que la diferencia entre tú y yo es que yo elevé esa intensidad, esa desmesura al punto de que respetarla era mi prioridad. Tanto eso como a ti, pues sabía a lo que me exponía si mancillaba todos nuestros recuerdos. Nunca te habría hecho algo así, porque el simple hecho de perderte me rompía el corazón y me partía el alma. ¿Cómo iba a hacer algo así? Tú eras mi persona en el mundo. No sólo a quien amaba, también el único compañero de viaje que había aguantado mis chaparrones, mis cambios de humor, mi irritante temperamento y el único que había visto lo más oscuro y deslumbrante de mi ser. Ahora me suena estúpido, pero creí firmemente que lo serías hasta el final, sin trampas ni condiciones. No me has dejado más remedio que reunir el coraje suficiente como para salir de esto casi intacta, pero me conoces bien, así que no te sorprenderá demasiado que lo consiga. Sé que lo haré, y no necesito que nada ni nadie crea en mí; yo lo hago, yo lo sé. Es sólo que en noches de tormenta como la de hoy, fría y melancólica, deseo con toda mi alma que no lo hubieras hecho nunca. De verdad que lo deseo. No puedo engañarme ni convencerme de que volverás a estarlo pero...ojalá lo estuvieras. Ojalá todo lo que teníamos y todo lo que habíamos construido tras años de amistad y de amor hubieran significado algo para ti.

viernes, 7 de febrero de 2014

Gracias por no condenarme a la mediocridad.

Pudimos tenerlo todo. Los dos juntos. Yo te tendría a ti, tú me tendrías a mí, y no habría nada humanamente capaz de destruirnos. Tú preferiste eliminarte de la ecuación, pero yo te explicaré lo que va a pasar. Yo acabaré mi carrera, me graduaré, conservaré a unos amigos fantásticos tras esos años, opositaré a algo que aún no tengo decidido y trabajaré en algo que me guste, porque yo me lo gané con un enorme esfuerzo. Tendré a mis amigos,los de siempre y otros más recientes, pero a los de verdad. Encontraré a una persona que sepa quererme como me merezco, o puede que para entonces aún no, lo cual no me preocupa demasiado. Contigo o sin ti, mi futuro brillará tanto como yo quiera hacerlo. En cambio tú, al ritmo que vas, seguirás aquí estancado, odiando la vida que llevas, arrepintiéndote por no haber hecho algo de provecho de tu vida, por no haber tratado mejor a tus padres, por no haberme sabido querer como deberías haber hecho, por haber perdido a la única persona que se preocupaba por ti, y por seguir siendo un garrulo sin sueños ni aspiraciones. Vale que ahora me duele y todo lo que queráis, pero ¿a dónde iba yo con alguien así? Por favor, si tengo más ambición yo en un dedo que él en todo el cuerpo. ¿Iba a mantenerle de por vida y hacerle sentir un inútil por hacerle sombra? ¿acaso tendría que replantearme dejar de tener un buen éxito profesional sólo para no abrumarle? Bobadas. Me queda demasiado por vivir y por hacer pero conozco la ruta que yo misma he elegido caminar, pero tú todavía estás en la fase de quién soy, hacia dónde voy y cómo lo consigo. Y aunque sólo sea por esa parte, debo darte las gracias por dejarme ver a tiempo que eres un caso perdido por el que no merece la pena que nadie se moleste, y menos yo. Gracias por no condenarme a una vida desdichada junto a una persona que no sabría entablar ni una conversación un mínimo culta. Gracias por no dejar que todo esto estallara dentro de demasiadas años, cuando podría ser demasiado tarde para mí. Gracias por ser un cabrón irrespetuoso, inmaduro y desconsiderado y pr dejarme claro que lo serás toda tu vida. Gracias por alejarme de esa vida...pero sobretodo, gracias por alejarme de ti y de ser una desdichada el resto de mi vida, por no condenarme a una mediocridad como la tuya, por hacerme ver con dolor y a la fuerza ahora lo que sería realmente mi ruina si compartiera un futuro contigo.

Outta my head, say goodbye.

Lo dije una vez, sólo de una persona...y fue de ti. "Nunca me habían roto en más pedazos". Ingenua. Hiciste que todos ellos se volvieran en minúsculos añicos, restos de lo que quedaba todavía intacto de mí. Poco a poco voy haciendo que recuperen su forma sin ayuda de nadie, de nada ajeno a mí. Ni quiero ni necesito tu ayuda, a no ser que algún día decida romperme hasta tal punto que no pueda reconstruirme jamás. Pero lo estoy haciendo, así somos las personas inteligentes. Recogemos lo que sirve todavía de nuestra vida para montarlo en una nueva y mejor. Nos reinventamos. Nos asfixia ser siempre iguales y vivir de tormentos. Llega un día que hasta la persona más masoquista y dependiente se cansa de serlo y alza su voz. Yo soy un claro ejemplo de ese tipo de persona, y hoy he decidido gritar lo suficientemente alto como para que se me oiga, pero sin pretender llamar la atención de nadie y menos la tuya. Tengo 18 años, estudio una carrera que me apasiona y que según mis profesores me llevará al infierno directa, pero por ello me apasiona más. Tengo amigos y amigas que me quieren y valoran, personas que se preocupan por mí, ambiciones y aspiraciones que llegan mucho más allá de lo que otros pueden atisbar, emociones y sentimientos dispuestos a florecer de nuevo, ganas y fuerzas de empezar de cero, de volver a enamorarme y que con suerte sea la última vez que lo haga...en resumidas cuentas, tengo ganas de vivir y de ver qué es lo que el mundo está dispuesto a ofrecerme. Lo único para lo que no tengo ni tiempo, ni ganas ni paciencia es para hacerte un hueco en todos estos planes. Admito que lloraré un par de veces más, me acordaré de ti los doce de cada mes y puede que hasta te extrañe por las noches...pero pasará. Cambiará como las estaciones, como la climatología o como mis propios sentimientos; un día de repente no caeré en la cuenta de qué día fue, de qué sitio nos pertenecía, ni de cómo sonaba tu risa junto a la mía, pero estaré bien porque eso supondrá que ya no me importa. Que tú no me importas. No soy la alegría de la huerta, tampoco quiero autoengañarme, pero siendo sinceros, ¿cuánto tiempo crees que serás imprescindible? ¿Un mes, dos quizá? Puede que incluso menos, puede que un poco más. Sí, te seguiré queriendo, y lo que un día fue amor enfermizo pasará a ser un amor común, lo que terminará por quedarse en un cariño especial pero cariño no es amor. Cariño es sinónimo de sentimientos pasados, de momentos caducados, de recuerdos que no merecen futuro. Aún te quiero con todas mis fuerzas y lo reconozco, pero eso algún día se perderá por el camino, mientras que yo seguiré ahí conmigo misma para recorrerlo, y para entonces no quiero tener que arrepentirme de nada referente a ti. Quiero sentir que hice lo que debí hacer, lo mejor para mí, y no lo que mi condenado corazón o mi impulsos me llevaron a hacer. No quiero que vuelvas a por mí, ya no. Al final serás otra hoja movida por el viento de la que yo no me preocuparé por rescatar como lo han sido tantos otros antes que tú. Puede que alguna vez, muy de cuando en cuando fantasee con lo que hubiera sido compartir una vida juntos, pero lo único que tenemos en común y lo único que compartimos desde hace tiempo es un simple código postal.

jueves, 6 de febrero de 2014

Give your heart a break.

Una semana aquí y ya noto cómo me voy emblandeciendo de nuevo. Tenerlo a escasos metros de mí me pone nerviosa, y la tentación cada día se hace más y más grande. Ésta es la verdadera prueba de fuego. Puedo elegir entre quemarme lenta y dolorosamente, dejar que las llamas me engullan y aumentar el nivel de mi dolor...o también puedo mirar de frente a mi indecisión y decidir que prefiero saltar por encima de esas llamas y salir sólo con algunas magulladuras, nada que no pueda curarse en unos pocos días. No sé si prefiero llenar mi cuerpo de quemaduras de tercer grado y llagas a dejarlo casi impoluto. No sé si quiero seguir alimentando a mi dolor si con ello consigo volver a tenerlo a escasos milímetros de mí, cara a cara, corazón con corazón, o si quiero que me deje elevarme y alzar mis alas para volar todo lo lejos posible de él y de mis sentimientos. En este momento no sé qué es más insoportable, pero sí que ambas me duelen en lo más hondo de mí. Ninguna es aceptable, pues ambas son amargas. A veces creo que verle a propósito y premeditadamente es el error del que debo huir, pero en otras ocasiones creo que debo chocarme con mi miedo más profundo, con el hecho de verle e intentar sufrir sólo hacia dentro sin que lo vea pero notando cómo me arde el pecho. También hay otra teoría, y es que puede que simplemente le extrañe con todas mis fuerzas y que no aguante más para ver sus ojos castaños y su pelo despeinado esperando a que yo lo coloque como hace no demasiado tiempo. A corto plazo sé lo que elegiría; sé que no dudaría en arder en ese infierno si él ardiera conmigo, aunque sólo fueran unos instantes. Pero tengo que pensar en algo más lejano, ver más allá de unos meses o un par de años, lo mejor para mí es dejarle a él y a su embriagante olor alejados de mí, todo lo posible, sobretodo ahora, porque sé y siento que aún estoy a tiempo de condenarme de por vida por volver a entrelazar mis dedos entre los suyos. Todavía es demasiado tentador verle y besarle hasta desgastarnos los labios sin importarme nada más. Sé que para mi corazón ahora mismo esa sería la mejor elección, y puede que para mí, pero no puedo torturarlo tan fuerte...debo darle un respiro y...a mí también.

miércoles, 5 de febrero de 2014

You're gonna hear me roar.

La vida ha vuelto a ponerme a prueba. A veces llego a pensar que no me ve lo suficientemente capaz como para enfrentarme a ella, pero no puede ser eso. He podido con todo lo que me ha echado, no ha habido ni una sola vez que me quedara con la cabeza baja, ni tampoco ha conseguido doblegarme y no todo el mundo puede decir eso. Me he equivocado casi tantas veces como he acertado en mis decisiones. Sé que me he dejado arrastraren demasiadas ocasiones, pero he puesto los pies en tierra firme al igual que dejado las cosas claras otras tantas. Puede que la respuesta sea que me ve como una contrincante a su altura, y por ello busca la manera de sumirme en la oscuridad de una noche solitaria. Esta última vez sinceramente pensé que lo conseguiría, es más, me sentía tan frágil. y acomodada en mi dolor que estuve a punto de retirarme de la competición y darle un marcador favorable mucho antes de empezar. Pero no. La antigua yo lo hubiera hecho como tantas otras veces en el pasado. Hubiera dejado que me agarraran lentamente sus garras y que me sumergieran en una realidad aleatoria, le dejaría que acabara con mi devastada autoestima y que se alimentara poco a poco de mi dolor. Ya no soy así. Ni busco el dolor por placer ni la práctica continuada del masoquismo a la vieja usanza. Sólo intento ser todo lo yo que puedo después de lo que me ha pasado, encontrar de nuevo mis orígenes, rebuscar en el fondo de mi personalidad y encontrar mis propios diamantes en bruto, explorar nuevos horizontes,rememorar mis mayores logros y todos aquellos momentos que me hicieron sentir orgullosa de mí misma una vez; busco que todos ellos me den las fuerzas y el coraje suficiente cada día para no caer en tentaciones disfrazadas de arrepentimiento. Alejarle de todas las partes de mí, de todas las posibles. No quiero borrar el pasado ni olvidarlo porque me ha hecho demasiado feliz,  sinceramente no sería quien soy si él no hubiera permanecido conmigo tanto tiempo; es demasiado amor y demasiadas vivencias como para querer enterrar todo lo bueno, pero tampoco permitiré que todo lo malo arruine mi apasionado y ambicioso futuro. Sólo busco despertarme cada día sin que él sea el primer pensamiento y lo mismo sucede al acostarme. Tengo que reconocer que aún no he conseguido tal proeza, pero espero que un día no tenga que ni intentarlo y salga solo. Espero poder encontrármelo y que ningún sentimiento, ni bueno ni malo, me hagan sentir incómoda ni con ganas de ser tragada por la tierra; ansío que pueda llegar el día en que ese simple hecho sea natural y del todo indiferente para mí. Quiero volver a construir mis cimientos, destrozar todo de aquellos que se sustentan sobre él y todos estos años, y hacer que esta vez sólo se mantengan sobre mi autoconfianza. No quiero ni quererle ni odiarle, sólo saber que está ahí sin que eso me distraiga o me disguste. Todavía queda demasiado por decir y por mostrar al mundo de mí, y créeme cuando te digo que aún no me has oído rugir.

martes, 4 de febrero de 2014

Be positive.

No está mal avanzar a pasos pequeños mientras se avance. Hace demasiado tiempo que no me siento yo misma, siempre te he necesitado para eso. Tú, me recordabas cuál era mi lugar, lo lejos que llegaría si me lo propongo, lo especial de mí. Potenciabas tanto mi luz como mi oscuridad. Llevabas demasiados años haciéndolo, y he llegado a olvidar qué es depender de mi misma para valorar todas esas cosas; he olvidado mi opinión personal, todo lo que pienso y opino de mí. Pensé que estarías tú ahí para recordármelo siempre que se me olvidara. Ahora que el invierno se termina yo sigo sintiendo dentro de mí un aire gélido, devastador. Te has ido y has dejado vacías muchas partes de mí, pero me recompondré. Volveré a mis orígenes, y sabrás entonces todo aquello que has perdido y no podrás recuperar jamás. No vuelvas hacia mí, no quiero que lo hagas. No necesito que lo hagas. Estoy aprendiendo a sobrevivir por mí misma, sin ti y sin que formes parte de mi día a día. Poco a poco me cuesta menos olvidarte a ratos y aguantarme las ganas de volverte a ver. No digo que ya esté todo hecho, simplemente que empiezo a ver cómo salgo a flote. Cómo mi dignidad y mi dolor están haciendo que saque lo poco positivo que le veo a todo esto. Eres un inmaduro que no supo cuidar lo que tenía, y ahora que no estoy contigo, cuando no sepas a quién recurrir, cuando no veas a nadie a quien le importen tus problemas, cuando nadie sepa mimarte y cuidarte como yo lo hacía, me extrañarás. La diferencia está en que no está entre mis planes volver a estarlo. Me has enseñado que si hay personas, momentos y recuerdos importantes es porque las dos personas que los viven los valoran del mismo modo, y que si tú no lo hacías como yo, dentro de un tiempo daré gracias por lo que ha pasado y por todo lo que he ganado perdiéndote. Estoy hecha añicos todavía, es más, puedo oír cómo chocan todos los días, pero me he concienciado de que debo arreglarme yo sola, y que ni quiero ni debo dejar que tú intervengas, para nada. Debo aprender que lo bueno de mí sigue ahí a pesar de que haya personas que se queden por el camino, que mi esencia permanece conmigo aunque las personas que le solían dar sentido se vayan escapando entre mis dedos. Que seré lo que quiera ser, como quiera serlo, y nadie excepto yo debe opinar y tener partida en ese asunto.

sábado, 1 de febrero de 2014

.

No quiero ser como una de esas chicas de las que me reía y me compadecía. De esas que perdonan un engaño pensando que no se repetirá, cuando en realidad van muchos otros detrás del primero. No quiero sentirme patética como todas ellas, excusando cosas imperdonables y haciéndome la loca ante la realidad porque eso es más fácil que admitir que la persona a la que amas ha vulnerado y ha mancillado todos vuestros recuerdos, obviando que no ha pesado nada todo ese amor que tú sientes y demuestras a un corazón frío y vacío. No quiero tener que sumar eso a la lista de cosas pendientes por perdonarme. Pero mentiría si negase que me muero por tocarle, por colocarle el pelo, por que entrelace sus dedos con los míos, apretar mis labios contra los suyos, aunque sólo fuera verle de lejos, de reojo, un segundo. Todos mis puntos nerviosos se alteran por él, todavía tiene control sobre algunas partes de mí, y me sigue quitando el sueño el recuerdo de su engaño, pero no puedo hacer lo que siento. Por una vez no puedo dar rienda suelta a mis sentimientos ni a mis instintos. Anhelo sentir su respiración contra mi nuca, su cuerpo contra el mío, sólo una vez más. Extraño cualquier cosa que venga de él. Era mi verdadera alma gemela, y ambos lo sabíamos. Era mutuo o eso quiero seguir pensando. Y aunque me duele de una forma indescriptible y sobrehumana, tengo que darle tiempo a todo esta situación, tengo que sanar demasiadas heridas, que cerrar otras tantas puertas y cicatrices todavía. Sé que no quiero perderme nada de su vida, no ahora mismo, pero no quiero convertirme en su sombra ni en su fantasma. No quiero ser un alma a la deriva detrás de alguien que no supo amarme como yo le amaba y amo. No quiero sentirme todavía más vacía, ni más dolida, y hacer lo que siento sólo me acarrearía arrepentimiento y reproches. Le amo con cada parte de mi ser, desde el fondo del doble fondo de mi cuerpo, y su olor y su tacto están tatuados en mi alma. Es más, estoy segura y me jugaría hasta el pellejo sin miedo al decir que nadie, pero absolutamente nadie va a quererte como yo, no a mi manera ni de la forma tan profunda e intensa como yo aún lo hago. Eso no va a cambiar en demasiado tiempo, me hará perderme y desorientarme a cada paso que de y lo sé, pero es que simplemente no puedo hacerme esto a mí misma.