El sitio al que más miedo te daba volver puede convertirse en un hogar al cabo de un tiempo. Las personas que no creías que soportarías ver acaban siendo una cara más entre un mar de gente. En cambio, aquella que pertenece allí, que está en todas partes, que ha paseado por las calles que tú paseas, esas por las que mucho tiempo la buscaste, es lo único que aún anhelas encontrarte.
Esa persona que sigues sintiendo que te los arrebató, aunque una vez o dos al año, se pasea por allí como si se hubiera ganado el cielo; como si te hubiera ganado a ti. Y puede que sí, que lo haya hecho hace demasiados años, pero si lo pienso en frío no creo que me haya quitado nada, o por lo menos, nada que no se hubiese acabado de todos modos.
Ya no siento que me duelen, ya no siento que me dejaron sola. Y si no lo siento es porque ya no me interesan, ni me preocupan, ni me quitan el sueño. No voy a negar que en ocasiones, cuando me los encuentro y les miro pienso '¿Cómo hemos llegado hasta aquí con todo lo que compartimos?' Pero si hay algo que sé es que el arrepentimiento te come por dentro, y llega un punto en el cual no puedes culparte de todo, y mucho menos de lo que tú no hiciste mal, no solo tú al menos.
Por suerte ya no soy esa persona, ya no me siento así y lo único que me producen es indiferencia, puede que algo de rechazo, pero ni el más mínimo remordimiento ni apego.
No sé si fue suerte o todo lo contrario, pero las cosas están así. La cabeza no me da vueltas, el corazón no me da pinchazos...buena señal.
Esa persona que sigues sintiendo que te los arrebató, aunque una vez o dos al año, se pasea por allí como si se hubiera ganado el cielo; como si te hubiera ganado a ti. Y puede que sí, que lo haya hecho hace demasiados años, pero si lo pienso en frío no creo que me haya quitado nada, o por lo menos, nada que no se hubiese acabado de todos modos.
Ya no siento que me duelen, ya no siento que me dejaron sola. Y si no lo siento es porque ya no me interesan, ni me preocupan, ni me quitan el sueño. No voy a negar que en ocasiones, cuando me los encuentro y les miro pienso '¿Cómo hemos llegado hasta aquí con todo lo que compartimos?' Pero si hay algo que sé es que el arrepentimiento te come por dentro, y llega un punto en el cual no puedes culparte de todo, y mucho menos de lo que tú no hiciste mal, no solo tú al menos.
Por suerte ya no soy esa persona, ya no me siento así y lo único que me producen es indiferencia, puede que algo de rechazo, pero ni el más mínimo remordimiento ni apego.
No sé si fue suerte o todo lo contrario, pero las cosas están así. La cabeza no me da vueltas, el corazón no me da pinchazos...buena señal.