domingo, 27 de octubre de 2013

Guerra con guerra se paga.

¿Soy mala persona si me alegro de que le vaya mal? Yo creo que no, y si no pensáis como yo es porque no le conocéis. Por una vez, está recibiendo de su propia medicina. Por una vez, no todo le sale bien. Y, por una vez, el karma me ha escuchado y ha actuado a mi favor. Al final todo consiste en un equilibrio, o eso quiero pensar. No equiparable y justo, porque si no habría demasiada gente en el mundo que ya no está, y la mitad de la que está estaría en el infierno, pero sí algo similar. A sabiendas de que voy a ser juzgada como rencorosa, despechada (que ni de lejos) o cosas similares sí, lo admito. Me alegro enormemente de que le vaya mal. Me alegro de que haya perdido lo único que tenía de verdad, por lo menos por una de las partes. Se lo merece, y muchas más cosas, pero gracias destino o como quiera que te llames, por darle ese pequeño empujón y por empezar a ponerle en su sitio. Una vez, querido amigo, te dije un par de cosas: cada uno recoge lo que siembra y al final cada uno se queda con quien se merece. Así que si estás solo, por algo será. Y sí, si hoy estoy contenta es a costa de tus miserias. Que te duren y por mucho, amor.

Respect yourself.

Ser una más, una vez más, no sería para tanto, ¿no? En realidad sería mucho peor. ¿De qué sirve ser alguien más? ¿Quién va a recordarte así? Ya no es cuestión de principios ni de moral, ni siquiera de orgullo. Es dignidad y respeto hacia una misma. Una más para él es otra copa de más, otro disgusto más, para ti está claro. Un triunfo suyo por un tormento tuyo no merece la pena. Nada que suponga pasar desapercibida para alguien la merece. Piénsalo bien; si, nadie niega que sería divertido. Es más, estoy segura de que sí. Alcohol, sexo y placer. Y ¿luego qué? Meses de arrepentimiento, de vergüenza... decepción. ¿Cómo se supone que se cura eso después? Sencillamente no lo hace aunque lo creamos. ¿Qué pasa luego con esos principios de honor que le replicas a los demás? ¿Acaso en en ti no influyen? Ser fácil es sencillo, es lo común, pero ser alguien íntegro que se respeta y que merece la pena no puede serlo cualquiera.

Dime ahora qué hay más importante de lo que sientes dentro.




viernes, 25 de octubre de 2013

12.

Te aseguro que no ha sido fácil para mí nada en cuanto a amor se refiere. He recibido una puñalada detrás de otra, sin pausa ni descanso. Me he perdido infinidad de veces, y he dejado de reconocerme otras tantas. ¿Sabes lo que es mirarte y no saber quién eres ya? Supongo que sí. Y también supongo que estarás de acuerdo conmigo en que pocas cosas hay más dolorosas que esa. Y precisamente por todo mi pasado, por todo ese dolor y esa agonía, me he sentido más que culpable. Por qué, te preguntarás... pues es sencillo. Me sigue doliendo no haberte querido como te merecías cuando debí hacerlo. Me duele no haberte valorado lo suficiente a veces. Pero sin duda, lo que más me pesa, es no haberte dejado ver antes lo mucho que llevo queriéndote desde hace bastante tiempo. Sé que lo he hecho como autodefensa, después de tanto castigo, no es fácil abrirse de par en par a una persona, a pesar de que ya no tengo demasiados secretos para ti. Si soy realmente sincera, me aterraba la idea de haberme enamorado de ti. No por ser tú, sino por el mero hecho de sentirme frágil y vulnerable otra vez. Por saber que eso supone que mi estabilidad depende básicamente de ti. Me asustaba la idea de no tenerlo todo bajo control, ya me conoces. Pero aunque quise engañarme, lo sabía. Desde hacía tiempo notaba que ya no era yo quien manejaba la situación; notaba que había algo más dentro de mí, algo que me hacía verte con otros ojos. Algo tan fuerte que hizo que todo nuestro pasado turbio y oscuro no importara...sin darme cuenta, sin pretenderlo, me enamoré de ti. Con cada día que pasaba, más segura estaba y por tanto, más asustada. Notaba cómo tocar tu piel ya no era sólo por placer, sino por necesidad. Estar entre tus brazos dejó de ser meramente entretenido a ser lo más bonito que me había pasado en mucho tiempo. Supiste cómo esperar, supiste aceptarme, quererme tal y como soy, y nunca perdiste la esperanza de que yo algún día correspondiera eso que tú llevabas sintiendo desde hace años. Nadie antes había hecho tal cosa. Lo normal para mí es que me abandonen, que no vuelvan e incluso que ni lo intenten. Pero cómo no, y sigo sin entenderlo, supiste armarte de paciencia y ganas, aunque con altibajos, pero sin rendirte nunca. No te haces idea de lo fácil que me resulta todo sabiendo que estás tras mi espalda a cada paso que doy. Sé que soy muy impredecible y que tengo un humor difícil de llevar, y también sé que no puedo prometerte demasiadas cosas, así que sólo te pido que me dejes tu tiempo para hacerte ver con cada detalle, con cada caricia y con cada sonrisa lo mucho que te quiero. Lo único que puedo asegurarte es que quieras o no, vas a tenerme a tu lado siempre que lo necesites, y también todas las ocasiones en las que no. Sé que no sabes por qué te quiero, pero créeme, lo hago. No por nada demasiado raro, sólo por los pequeños detalles. Por la forma en la que apartas mi pelo de mi mejilla cuando vas a besarme, por cómo te estremeces cuando te hago cosquillas, por lo viva que me haces sentirme cuando estoy contigo, por lo estúpidos que somos a veces, por cuando nos portamos como si fuéramos niños, por el amor que veo en tus ojos cuando me miras, por la delicadeza con la que me tratas, por cómo me cuidas, por cómo me mimas, por todos los días en los que me demuestras lo afortunada que soy por tenerte conmigo, y por cosas tan sencillas como éstas, no me hago idea de lo que sería un día, una semana, un mes, un año o una vida sin ti. Te quiero, más de lo que se debería querer a alguien, pero por ti merece la pena...siempre la merece por ti. No me olvides nunca, hagamos lo que hagamos o vayamos donde vayamos, porque yo siempre voy a llevarte conmigo. Gracias por haber aparecido, por haber sabido esperar, y sobre todo por saber quererme a pesar de ser como soy.

martes, 22 de octubre de 2013

Quise recuperarte cada día con más intensidad, aunque siempre sin respuesta. Deseé poder escuchar tu risa junto a la mía una vez más y me desesperé en el intento. Necesité más de una vez la calma y serenidad que sólo tú has sabido darme. Ya ves, soy débil y pasional. Me gustan demasiado los imposibles idílicos, las causas perdidas y los precipicios abiertos. No soy para nada perfecta, y sé que mis manías, algunas de ellas, son bastante excéntricas. Sé que puede que ese fuera el factor detonante de toda esta pantomima, y sé que aguantaste por mí más de lo que imaginabas y más de lo que a veces merecí. A pesar de todo ello sé que tuviste que quererme. Es más, estoy segura. No soy fácil de llevar y eso cualquiera  que me conozca un poco lo sabe, y también soy consciente de que a veces peco de orgullosa e intransigente. Entonces, la pregunta del millón es: ¿por qué permaneciste a mi lado más tiempo del que podías soportar? Que me apreciabas sería la respuesta fácil y obvia, y aunque puede que tenga que ver, no fue la única razón. Sabías que la única persona capaz de aguantar unas excentricidades casi tan ilimitadas como las mías, sería yo. Sabías que estaba hecha a tu medida y para bien o para mal, eso te encantaba. A día de hoy no somos más que otro resquicio de polvo en el tiempo; claramente, nuestro momento ya pasó. El punto álgido de nuestra relación es tan lejano que a veces lo recuerdo vagamente, pero si lo consigo, afloran en mí sentimientos demasiado profundos como para poder ser escritos. Sin duda, fuiste la guinda de mi pastel.

sábado, 12 de octubre de 2013

Y ¿qué pasa cuando el corazón se divide entre lo que tiene y ama contra todo lo nuevo y maravilloso que queda por descubir?
No me arrepentí de hacerlo justo después, lo que suele ser buena señal. No me precipité, no me equivoqué ni bifurqué mis sentimientos como siempre. Simplemente decidí admitir que quiero a alguien que me quiere, tan sencillo como eso. Cómo salga, cómo nos vaya o cómo se vayan produciendo las cosas nadie lo sabe, pero sí sé que estoy en esto hasta el cuello y que hacía mucho tiempo que la vida no era tan dulce.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Hacía tiempo que no me acordaba de ti, no intensamente al menos. Hace una media hora ha salido Iguana Tango en el orden aleatorio, orden que me cargaría ahora mismo por sacarte de nuevo a flote. ¿Que si esas canciones llevan tu nombre? Sí. ¿Que si he dejado que se reprodujeran una a una? También. Pensarás, pues qué chica más tonta (o más masoca, según se mire). Pues puede...sí, es muy probable que sea sumamente estúpida, pero quizá no por eso. Puede que lo haya sido cada vez que te levantaba del suelo, o cada vez que te llamaba para escuchar tus lloriqueos durante tres horas; incluso puede que cada minuto que me dediqué a quererte y a entenderte hayan sido una pérdida de tiempo. Y de qué manera. Si me preguntaras que si volvería a hacerlo, diría que sí.  Puede que por aquel entonces fuera ilusa y confiada, quizá porque era feliz y no tenía demasiados temores....ninguno salvo perderte, claro. Pero ¿acaso importa cómo ser feliz? ¿No debería bastarnos el hecho de poder serlo? Me da igual lo que pudieran pensar de mí o decir, no había nada capaz de arrebatarme aquello. Lo que yo no sabía es que sí había alguien....tú. Tú y tu indiferencia, tú y tu gelidez, tú y tu forma de sacarme de tu vida de un plumazo. ¿Que si inundé algún país llorando? No hay constancia, pero es probable. Ahora puedo mirar- aunque con ciertos tropiezos- atrás, sin preguntarme ya si tuve la asquerosa culpa que me puso fuera de órbita durante tanto tiempo. Si no fuiste capaz ni siquiera de decirme adiós de una forma decente y algo menos cobarde, es que no eras a quien yo veneraba. Y si realmente te importaba tan poco como para ni siquiera darme una explicación, me esmeraré mucho más que hasta ahora para dejarte atrás de una vez por todas.

martes, 8 de octubre de 2013

True story.

Entiéndeme. No he sido capaz de atarme a alguien nunca. No sé si soy yo el problema, no sé si lo han sido cada uno de ellos, o es que simplemente no he encontrado a la persona adecuada para cada una de mis rarezas...tampoco puedo quedarme contigo más de una noche como quisieras, pues no puedo darte garantías de que eso es lo que querré para mí en un futuro cercano. En esto ni se elige ni se planea; sucede. También sé que nadie me ha tratado mejor que tú, ni me han mimado ni querido como tú has hecho, y si pudiera elegir, estoy segura de que tú serías esa persona a la que entrelazarme y contrachaparme hasta los restos. Pero, por suerte o por desgracia, las cosas no funcionan así.