viernes, 29 de agosto de 2014

Casi no recordaba lo fácil que me lo haces todo. La cantidad de peso que le quitas a cada carga, lo mucho que me reconforta tenerte a mi lado. No podría ser nadie más, de eso estoy segura.

miércoles, 27 de agosto de 2014



Una persona tiene el poder sobre ti que tú le permites tener. Cuando la impotencia y la rabia desaparecen, aflora la indiferencia. Justo en ese momento, ganas.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Un orgullo herido se cura hiriendo otro.

Hará cosa de cuatro meses que no me hablaba, pero tampoco es que eso me haya quitado el sueño, sino al revés. Pero no puedo negar que esperaba este momento. El momento en el que tú, a quien nadie puede ignorar ni decir que no, seas ignorado. No es por rencor ni tampoco por despecho, porque para eso tendrías que haber significado algo más para mí, y gracias a lo que sea que está ahí arriba eso nunca sucedió. 
Ahora el poder está en mis manos, la pelota está en mi tejado, y puedo asegurar que va a quedarse ahí por mucho tiempo. La indiferencia es lo que más nos duele a todos realmente; ni las malas palabras, ni las malas caras, ni tampoco las peleas. Lo que duele es cuando no hay interés ni siquiera para discutir o para echarse mierda a la cara; cuando alguien decide que no es lo suficientemente relevante como para dedicarle tiempo...eso sí duele. A una persona normal le dolería por dolor, pero en tu caso lo único que te araña es el orgullo. Pero está bien. Un orgullo herido se cura hiriendo otro y no vas a ser la excepción. Repito que no es rencor, ni resquemor, ni orgullo, ni nada similar, simplemente estoy manteniendo una promesa que me hice a mí misma hace mucho tiempo, cuando todo esto sí que podría haber sido rencor o incluso dolor, pero ya no. Me lo debo, y sobre todo, te lo debo a ti.