martes, 28 de mayo de 2013

Light or darkness.

Es algo habitual el considerar que lo que nos define son nuestros errores. Todo el mundo supone que si nos equivocamos es porque elegimos mal, y que es eso lo que dice quién merece el cielo o el infierno. Yo, como de costumbre, no estoy de acuerdo. Porque creo que no peco de confiada cuando digo que nadie, pero nadie en este mundo se libra de no haber fallado estrepitosamente. ¿Acaso hay alguien que no se haya equivocado y arrepentido después? Yo os daré la respuesta a la pregunta: silencio. Nadie puede decir tal hipocresía. Parece que nadie se fija en todo lo que trae consigo el errar... y ahí es donde cada uno demuestra de qué pasta está hecho. Podemos elegir el avanzar y dejar ese fallo atrás; podemos hacer como si no hubiera pasado y vivir en la dulce ignorancia; podemos sentirnos orgullosos de haber causado ese mal y reincidir. Es en ese momento, en el que tenemos que elegir el potenciar luz u oscuridad, donde dejamos a vista de todos lo más puro de nuestra esencia. 

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